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Iván Pérez, mostrando el cráneo extraterrestre en el congreso Mundial de Ufologia. |
El misterioso cráneo localizado hace dos décadas en
Santa Colomba de Somoza, y que a día de hoy sigue sin atribuirse a ninguna
especie conocida, viajó el pasado mes de junio, de la mano de su propietario
Iván Pérez, al Congreso Mundial de Ufología celebrado en Barcelona donde
levantó la expectación y el interés de toda la comunidad científica. Tanto es
así, que la extraña pieza ósea fue exhibida en una urna durante el congreso,
donde el público llegó a hacer cola para admirar y fotografiar esta extraña
pieza.
Erich von Däniken, uno de los máximos expertos mundiales
de ufología, y autor de cerca de 40 libros dedicados a las teorías sobre la
visita de seres alienígenas, se interesó por el cráneo leonés, al que estudió
minuciosamente. Tras entrevistarse con Iván Pérez, para conocer los detalles
del hallazgo, el investigador suizo confesó sentirse impresionado por este
fragmento craneal, de apenas 300 gramos de peso. Tanto es así que decidió
incluirlo en su último libro que aborda el misterio de las calaveras
extraterrestres, y que verá la luz esta primavera.
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Iván entrevistándose con Erich |
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Erich examinando el cráneo |
Todos los expertos consultados en el congreso
coincidieron en señalar que el cráneo leonés es similar al encontrado hace casi
los mismos años en los bosques de Rhódope, en Bulgaria, hoy está en manos
privadas tras comprarlo un millonario coleccionista.
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Cráneo Leones |
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Cráneo de Rhódope (Bulgaria) |
La historia de este cráneo se remonta a hace cerca de
veinte años, cuando un mastín leonés, llamado Urko, lo localizó en Santa
Colomba de Somoza y se lo llevó a los pies de su dueña, Maria Elena Chana
—madre de Iván Pérez—. En ese momento, no prestaron demasiada atención a este
hallazgo, que incluso estuvo durante años como elemento decorativo de la caseta
del perro. No fue hasta 2002 cuando Iván vio, primero en un reportaje de la
revista Más Allá y, después, en el programa Extraterrestres de Canal de
Historia, una calavera similar que había sido encontrada por un joven de 38
años en los bosques de Rhódope, en Bulgaria. En este momento decidió sacar el
supuesto cráneo de la caseta del perro y guardarlo en una caja de zapatos. El
joven se puso como objetivo averiguar el origen de esta extraña pieza. Comenzó
por los lugareños del pueblo, y ninguno supo precisar su origen, a excepción de
un señor mayor que apuntó que podría tratarse del cráneo de un ‘riñubeiro’, un
ser mitológico que descendía de los rayos.
No contento con la explicación, Iván continuó
recabando información. Llevó a la pieza al equipo de paleontólogos de la
Universidad de León y consultó con varios expertos, como el escritor e
investigador Josep Guijarro, que le recomendó visitar a los científicos de Atapuerca.
Allí, fue sometido a un minucioso estudio que a través de un programa
informático indica a qué especie corresponde cualquier resto óseo, sin que se
pudiera determinar nada en claro. Les llamó la atención su poco peso, su
estructura laminada y la existencia de seis cavidades, ya que si fuera humano
tendría dos, y si fuera animal, cuatro. El propio Josep Guijarro, que ha
estudiado también el cráneo encontrado en Bulgaria, confirmó que éste tiene el
mismo número de cavidades. Los científicos de Atapuerca concluyen que los
restos estaban demasiado contaminados para hacer pruebas de ADN, ya que había
permanecido demasiado tiempo a la intemperie, y tampoco las del carbono
catorce, ya que es un hueso «reciente» —se calcula que tiene entre 500 y mil
años—.
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Iván Con Josep Guijarro |
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Iván con Miguel Angel Blanco |
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Iván con Robert Llimós |
Después de 20 años el misterio sigue arropando al
cráneo leonés.
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