Estatuas
colosales en una isla del Pacífico
Extrañas estatuas de rostro enorme,
grandes orejas, con las cuencas abiertas hacia el cielo, se yerguen en la
soledad de Rapa Nui, nombre que los tahitianos dan a la isla de Pascua. Estos
colosos hasta hoy constituyen un gran enigma & la arqueología.
Fascinantes vestigios de una
civilización antigua poco conocida, estas grandiosas efigies son diferentes a
aquellas que las demás islas del Pacifico, y los pascuenses mismos olvidaron su
significado. El primero en verlas es el navegante holandés Rogeveen. El día de
Pascua de 1722, desembarca en esta isla de origen volcánico, árida y pobre, que
constituye el vértice extremo de la Polinesia. La fecha da su nombre a la nueva
tierra.
Seiscientas
estatuas de piedra volcánica
Muchas veces llamadas “cabezas” o
“bustos”, las estatuas de la isla, los moais, cuya estatura varia de uno a
veintiún metros, representan sin embargo una silueta entera, Pero los rostros
son tan desproporcionadamente grandes que el resto del cuerpo pasa inadvertido.
Se han contabilizado alrededor de 600. Fueron talladas en toba, roca del volcán
Rano Raraku. En la cantera escavada en la ladera del volcán, se encuentran
hasta 200 estatuas no terminadas, sin que se sepa la razón del abandono de esta
gigantesca obra. Las más antiguas parecen tener entre 2500 y 2600 años.
Los moais pueden agruparse en dos
categorías. Los primeros se yerguen sobre la ladera del Rano Raraku y están recubiertos
de símbolos. Los segundos adornados originalmente con unos sombreros
cilíndricos llamados pukaos, fueron colocados sobre altares (los âbu , muros
paralelos a la costa, de una altura de cinco metros) de espaldas a la playa.
Fueron tumbados durante las guerras tribales del siglo XVIII.
En 1978, el arqueólogo pascuense Sergio
Rapo descubre en el suelo inmensos ojos de coral blanco y de toba roja,
invalidando la teoría según la cual las órbitas oculares de las estatuas
habrían sido dejadas vacías a propósito.
Una
civilización desaparecida
En el momento del descubrimiento de la
isla, la población pascuense se divide en una decena de clanes distintos, sobre
los que gobierna un rey. El primero de ellos habría sido un cierto Hotu Matua,
quien llega con su mujer y sus compañeros desde otro atolón polinesio, como
refugiados de una guerra. En el año 1950, el navegante noruego Thor Heyerdahl
aventuró que los primeros habitantes de esta tierra fueron descendientes de los
peruanos (hombres llamados “orejas largas”) y que una segunda ola de
inmigración llegó a la Polinesia justo antes del descubrimiento de la isla.
Pero esta tesis no tiene mucho respaldo hoy en día, a pesar del éxito de la
expedición de la Kon-Tlki en 1947, una balsa en la que realizó la travesía
entre el Perú y la Polinesia, con el propósito de demostrar el origen amerindio
de las poblaciones oceánicas.
La única certeza, en lo que concierne a
los pascuenses, parece ser su parentesco con los polinesios.
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Pascuenses, ilustración del Viaje Pintoresco Alrededor del Mundo, por L. Choris en 1822. |
Una treintena de soberanos sucedieron a
Hotu Matua hasta 1862. Un segundo rey, o jefe militar, es elegido también todos
los años, después de una ceremonia consagrada al culto de un Hombre-Pájaro, y
que tiene lugar cada primavera. Esta consiste en una competencia donde cada
hombre debe encontrar, antes que los demás, el primer huevo que ponen los
esternas, golondrinas de mar, sobre el islote vecino de Moto Nui. El vencedor
(cada concursante es representado por su servidor) toma entonces el nombre de
Tangata Manu y encarna sobre la tierra al dios Maké-Maké, creador del Universo.
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Los ojos de las estatuas, encontrados enterrados en 1978 y colocadas en su lugar, acentúan el carácter grandioso de estos colosos. |
La sociedad pascuense era compuesta
esencialmente de pescadores y agricultores. Muy jerarquizada en el pasado, fue
continuamente presa de luchas violentas y el canibalismo constituyó ahí una
práctica corriente. Pero la gran redada de esclavos llevada a cabo en 1862 por
los negreros peruanos diezmó prácticamente a toda la población. Hoy los
pascuenses originarios han desaparecido casi totalmente, Isla de Pascua, con
sus dos mil habitantes, es en la actualidad un departamento de Chile, que la
anexó en 1888.
Los
“rongorongo”
Como lo demuestra el descubrimiento de
algunas tablillas de madera, llamadas ‘rongorongo”, que escaparon a la
destrucción de los misioneros, los pascuenses conocen la escritura. Pero esta
escritura permanece en gran parte indescifrada. Los textos huecograbados
muestran caracteres alineados que forman palabras escritas de izquierda a
derecha. Pero la línea siguiente está escrita en sentido inverso. También
encontrarnos en los textos siluetas de hombres y de animales. Todavía se ignora
si se trata de un alfabeto, de ideogramas o de jeroglíficos. Desde 1950, el
científico alemán Thomas Barthel se consagra a descifrar estas tablillas, sin
grandes resultados por ahora. Podemos ver que Isla de Pascua está lejos de
habernos revelado todos sus secretos.
Misterios
pascuenses
La función de los moais. Es todavía un
enigma y no es posible afirmar con certeza que se trate de monumentos erigidos
en honor a los muertos o a los ídolos. Hay autores que estiman que estas
estatuas habrían tenido como misión velar sobre la isla, pero el hecho que estén
giradas hacia las tierras y no hacia el mar vuelve esta hipótesis poco creíble.
¿El vestigio de un continente perdido? La teoría de
los continentes tragados por el Pacífico, de moda desde el siglo XIX, incluye a
la Isla de Pascua. Desarrollando la idea de Philippe Sclater, quien acuñó el
término Lemuria en el año 1850, Elena Blatvasky, fundadora de la Sociedad
teosófica (1875), sostiene que los moais fueron construidos por los herederos
de la Lemuria, un mundo altamente civilizado equivalente al de la Atlántida,
pero situado en el océano Indico. El coronel Churchward ve en estos gigantes de
piedra pascuenses los vestigios de la avanzada civilización de Mu, que se
habría extendido desde el norte de Hawai hacia el sur. Una línea trazada desde
la Isla de Pascua y las Fiji demarcaba su límite meridional. Una tesis
invalidada por la geología y la zoología moderna. Para otros, la Isla de Pascua
no pertenece ni a Mu ni a ningún otro continente engullido por el Pacífico,
sino que habría sido una suerte de anticipo de la civilización atlante en el
Pacífico.
Visitantes celestes. Los pascuenses
actuales más o menos mestizados afirman que estas estatuas representan
ancestros poderosos, iniciados y poseedores del maná, es decir, un poder mental
particular. Esto indujo a algunos autores muy imaginativos a ver en ello la
influencia de extraterrestres, altamente evolucionados, que habrían venido a
iniciar a los autóctonos en el pasado. Para ellos, entonces, los moais serian
una representación de los visitantes espaciales...
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