Levitación

     A lo largo de la historia encontramos un buen número de casos protagonizados por diversos personajes pertenecientes a distintas regiones que por sus extraordinarias facultades para levitar han sido promovidos a la categoría de santos. La iglesia Católica posee un número elevado de casos, y quizás el más representativo sea el de Giuseppe Desa, franciscano del siglo XVII. A la edad de 22 años y desde 1.625 Giuseppe Desa levitaba durante los momentos de arrebato místico. Sus levitaciones por todo el convento de Cupertino (pueblo del sur de Italia) le valieron ser conocido con el sobrenombre de . El fenómeno tuvo un testigo de excepción: el papa Urbano VIII. Este hecho le valió a Giuseppe Desa ser canonizado un siglo después con el nombre de San José de Cupertino.

     El psíquico más importante del mundo en cuanto al fenómenos de levitación se refiere, fue el médium escocés Daniel Douglas Home. Ante la presencia de intelectuales, políticos y científicos de la época salía levitando por una ventana al exterior y entraba por otra ventana de la habitación. Otras veces, ascendía hasta el techo y dejaba plasmada su firma como prueba de su proeza. Se dejó examinar por los más prestigiosos científicos de la época, entre los que sobresalía el físico y químico inglés sir William Crookes, que tras estudiar a Home confirmó la autenticidad del fenómeno de la levitación.

     Eusapia Palladino, médium italiana, era una campesina dotada de excepcionales facultades psíquicas que manifestaba durante las sesiones de espiritismo, incluyendo el fenómeno de levitación. En 1.894, con las manos y pies atados y sujeta por los investigadores consiguió hacer levitar una mesa situada frente a ella. También hizo levitar objetos más pequeños, como una silla, un taburete, un candelabro de 16 velas y un vaso que pasó volando por encima de las cabezas de los asistentes.

     El récord de tiempo de un fenómeno de levitación lo ostenta el médium Mirabelli que en 1.926, a plena luz del día y bajo supervisión de los Drs. Mario Alvin y Annibal des Menesser, estuvo levitando sentado en una silla durante 120 segundos, a 2 metros de altura sobre el suelo. Mientras tanto, los investigadores examinaron la habitación y no encontraron truco alguno, según publicaron en el estudio Zeitschrift für Parapsychologie, en 1.927 en Alemania.