Huellas del pasado
Poco nos queda del pasado más que una serie de retazos. Ruinas, restos arqueológicos y de vez en cuando documentos escritos que nos brindan muchísimos detalles sobre estas sociedades son todo lo que tenemos para comprender el pasado. Por esta razón la Historia es, en verdad, un viaje a un mundo desconocido.
A lo largo de las grandes exploraciones, muchos aventureros se encontraron con antiguas leyendas de sociedades perdidas y relatos de antiguos moradores que eran más sabios, más bellos, más pacíficos y más poderosos que sus sucesores. Normalmente estas personas habrían habitado en gigantescas urbes legendarias de las que no quedaba más que la voz, acallada por siglos de olvido.
Sin embargo, muchas de estas ciudades perdidas tendrían
una base histórica e incluso habrían sido vistas por algunos exploradores que
se negaban a creer que fuesen solo leyenda. Veamos algunas ciudades perdidas:
La ciudad perdida de Z
Percy Harrison Fawcett |
Fawcett había escuchado de la cuidad por primera vez en 1906, cuando se encontraba en Brasil, y desde entonces el asunto se convirtió prácticamente en una obsesión para él. Cuando se encontraba organizando una primera expedición estalló la Primera Guerra Mundial y Fawcett volvió a su natal Inglaterra.
En 1925 Fawcett volvió a la carga y organizó una expedición con su hijo en la que ambos desaparecerían en las selvas de Mato Grosso. Aunque el documento que habla de la ciudad es legítimo, muchos consideran que no es Mato Grosso, sino en Bahía, donde debería buscarse la ciudad perdida de la Selva Amazónica, ya que fue allí donde se encontraba Guimaraes antes de escribirlo (el documento no es claro en la localización).
Cíbola: las 7 ciudades de oro
Originada en las leyendas de 7 Obispos visigodos que habrían escapado de la invasión musulmana allá en el 713 cuando los moros invadieron la península ibérica, la leyenda del Cíbola hablaba de 7 ciudades construidas con oro puro que se encontraban en tierras perdidas a las que los cristianos no llegarían hasta mucho tiempo después.
Es apenas natural que muchos aventureros creyeran que se encontraban en América, en particular en la región del norte de México, hogar de los temibles chichimecas. En este artículo hablamos de la ciudad con más detalle.
Conocida también como ciudad de la Patagonia, Ciudad errante, Trapalanda y Elenín, esta ciudad es una leyenda de la Patagonia que aparece en 1526 con la expedición del capitán Francisco Cesar. La leyenda parece deberse a una confusión entre la Sierra de la Plata (Potosí, descubierta algunos años después por los españoles) y la Patagonia.
Sin embargo, otras versiones coloniales hablan de un reducto de españoles perdidos en la Patagonia que habrían fundado y defendido una importante ciudad en las zonas más remotas del cono sur americano. En honor a Roma, la habrían bautizado como la Ciudad de los Césares.
En cualquier caso, la leyenda motivó varias expediciones que no terminaron por ser exitosas.
Aztlan, la ciudad perdida de los aztecas
Cuando Cortés alcanzó la meseta mexicana se encontró con una de las sociedades más mágicas e impresionantes en todo el continente americano. En la capital del Imperio de la Triple Alianza, Tenochtitlán, fue testigo de la majestuosidad de una urbe que superaba por mucho el de cualquier ciudad europea de la época.
Los líderes de la Triple Alianza y fundadores de Tenochtitlán eran los Mexicas, más comúnmente llamados Aztecas por sus míticos orígenes. Pues, en efecto, Azteca significa nada más y nada menos que “proveniente de Aztlan”.
De acuerdo con las crónicas aztecas, ellos habrían venido de tierras perdidas en el norte en las que habrían tenido su propia ciudad. En la misma lengua náhuatl se habla de “la región de las 7 cuevas” y de una isla al norte desde donde los mexicas habrían comenzado su migración en el año 1064. Sin embargo, la ciudad jamás ha podido hallarse y nadie sabe si existió en realidad.
El Dorado – Manoa
Originada en la tradición muisca de la Laguna de Guatavita, en la que el Zipa (líder o cacique) era completamente cubierto de polvo de oro el cual ofrecían, junto con muchas otras riquezas, a la Diosa Guatavita. Las joyas eran arrojadas a lo más profundo del lago, en el que luego se bañaba el Zipa, terminando la ofrenda.
De este relato surgió la leyenda de una ciudad con innumerables riquezas que o bien estaba construida enteramente de oro o estaba recubierta en este material. Bautizada como Manoa (ciudad de la que ya hablamos bastante en este otro artículo), esta ciudad estaría ubicada en las tierras del oriente, ya fuese en los llanos o en la selva del Amazonas.
Al final, la Leyenda del Dorado terminó por considerarse
como eso, sólo una leyenda.
En el siguiente artículo veremos otras 5 ciudades
legendarias americanas, a medio camino entre la verdad y la leyenda.
Ver También: Ciudades que jamas han podido encontrarse 2
Fuente: El pensante
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