Profecías apocalípticas: los mitos del fin de los tiempos
y la destrucción del mundo
Existen incontables profecías sobre el mismo evento
universal en diferentes culturas alrededor del mundo. A juzgar por las fechas
que algunas señalan –como el calendario maya– y las descripciones
ofrecidas, muchos estudiosos y científicos coinciden en que se refieren al
tiempo presente. La tradición judeo-cristiana, por ejemplo, habla del
‘juicio final’ y tanto los mayas como los hopi nos han legado mitos
similares. La única diferencia es que en vez de llamarlo ‘juicio final’, lo
llaman un tiempo de ‘limpieza’ o ‘purificación’. Según estos mitos, la
evolución del universo es cíclica y, como un cuerpo viviente, éste se vuelve
sano y armónico cuando toda la suciedad y la escoria son eliminadas.
“Völuspá, la profecía de la vidente”, es un famoso
poema del norte de Europa (Alemania y la península de Escandinavia). Tal y como
ocurre con otros relatos épicos, los detalles de su origen son imposibles de
confirmar. Se cree que fue escrito durante la era vikinga, antes de que el
cristianismo llegase al norte de Europa; aunque también podría haber sido
escrito antes. El poema cuenta la historia de la formación, destrucción y
regeneración del universo.
La vidente de Völuspá, dibujo realizado por Carl Larsson para la versión sueca de la Edda poética de 1893, traducida por Fredrik Sander. |
Su descripción de la creación
del universo es notablemente similar al relato chino sobre la deidad
gigante Pan Gu que creó el Cielo y la Tierra. En el comienzo,
había caos, luego aparecieron los dioses, seguidos por los seres humanos
–incluidos gigantes y enanos, hasta que sólo sobrevivió el hombre
actual– y todos los demás elementos de la Tierra. Finalmente, comienza a
tejerse una descripción de un tiempo por venir: el Ragnarök, el final de todos los dioses.
De acuerdo con la profecía, todos los dioses habrán de
enfrentarse a una catástrofe predestinada, una batalla multitudinaria entre lo
recto y las antiguas fuerzas del universo que terminará en una destrucción
total. En este contexto emergerá un magnífico dios que realizará un juicio
final sobre todos los seres y todas las cosas. Un nuevo mundo será creado
posteriormente, y todos los dioses, incluidos aquellos que murieron en la
batalla, renacerán. Reinarán la paz y la felicidad, y aquellos humanos
afortunados que hayan logrado sobrevivir comenzarán un nuevo futuro.
Existen varias versiones de este poema, y todas ellas
resultan vagas y de difícil comprensión. Sin embargo, si bien los detalles
menores difieren de una versión a otra, todas coinciden a la hora de captar el
significado básico del poema: esa fue, quizás, la intención del autor. Así es
también cómo los antiguos chinos entendían que debía escribirse una profecía.
No es que la intención del autor fuera dificultar la comprensión del poema,
sino que, simplemente, las profecías no deben revelar demasiado. De no ser así,
violarían la ilusión en la que –según las principales corrientes espirituales–
se enmarca nuestro mundo.
Pan Gu esculpiendo el mundo. Ilustración extraida del libro ‘A history of China’, (1897) de Frederick Wells Williams, (1857-1928). Biblioteca de la Universidad Cornell |
Las referencias del poema relacionadas con dioses que sufren
calamidades recuerdan a una profecía de la Dinastía
Ming, que conocemos por una conversación entre el primer Emperador de la
dinastía Ming, Zhu
Yuanzhang, y el famoso profeta Liu Bowen. Cuando el Emperador le preguntó: “¿Qué tienes
que decir acerca del Dao en esa era?”, Liu Bowen respondió:
"Al final del último periodo del Fa, un sinnúmero de
reyes, fo, pusa, luohan y dao bajarán al mundo humano y a todos les resultará
difícil escapar de esta calamidad. Una vez hayan visto la catástrofe que pronto
aparecerá, también sabrán que en este periodo, el Rey de Reyes del universo,
Mile –‘el Fo venidero’–, bajará al mundo humano para transmitir la Gran Ley del
Universo. Entonces, todos se reencarnarán utilizando el cuerpo humano para
asimilar la Gran Ley que el Señor transmitirá en el mundo humano. No importa
quién, los dioses en el Cielo o sobre la Tierra no van a poder escapar de esta
catástrofe y se les despojará de su posición si no encuentran la vía del hilo
de oro, el camino del conocimiento".
El calendario maya
Aunque los mayas desaparecieron hace largo tiempo, el
calendario que empleaban, denominado Calendario de Cuenta Larga,
perduró hasta nuestros días. Según este calendario, el final de la
civilización humana actual sucedería el último día del decimotercer “Baktun”,
lo que en nuestro calendario correspondería al 21 de diciembre del año
2012.
En noviembre del año 2011, según el Instituto Nacional de
Historia y Antropología de México, se descubrió una nueva referencia a diciembre del 2012 en
una piedra hallada en una pirámide maya. Difundida como “el ladrillo de Comalcalco”, la piedra tiene unos 1.300 años
de antigüedad y estaba colocada en la edificación con su inscripción hacia
dentro y sellada para, aparentemente, no ser vista.
Los mayas llamaban a los 20 años del 13er Baktun (del 1992
al 2012) el periodo de “la regeneración de la Tierra” o “purificación
de la Tierra”. En el año 755 un monje maya predijo que después de 1991
ocurrirían dos grandes eventos: la conciencia cósmica de los seres humanos y la
purificación y regeneración de la Tierra.
En efecto, la astronomía contemporánea confirmó que el
21 de diciembre del 2012 (día exacto de la profecía maya) correspondió a un
solsticio de invierno. Además, el sol estaba ubicado justo en la “grieta” de la
Vía Láctea, o lo que es igual, la galaxia se “sentó” sobre la Tierra. Algunos
astrónomos lo definieron como que prácticamente “el cielo abrió sus puertas a
la Tierra”.
El célebre “Ladrillo de Comalcalco”. |
Las predicciones relacionadas con tales observaciones se
encuentran hoy plasmadas en el reverso del billete de un dólar. Uno de los diseños allí
estampados es el de una pirámide con 13 niveles. En la cúspide de la
pirámide surge un ojo brillante que simboliza la sabiduría. Esto
implicaría el despertar de los seres humanos tras el 13er Baktun. Asimismo, los
lemas “Annuit coeptis” y “Novus Ordo Seclorum” darían a entender
que los dioses están cuidando de nuestro comportamiento, y que ha llegado el
nuevo orden en la nueva era, respectivamente.
En cuanto a Michel de Nostradamus, quien vivió entre los años 1503 y
1566, no solo profetizó hechos como el nacimiento de Napoleón, las bombas
atómicas de Hiroshima y Nagasaki, el poder de Hitler, la independencia de los
Estados Unidos, el desastre de Chernóbil o la caída del muro de Berlín. También
dio a entender que sobrevendría un gran cambio en la humanidad que se
comenzaría a gestar a partir del año 1999, el mismo en el que la segunda
de las siete profecías mayas hace referencia a una pérdida del control de las
emociones de una cierta parte de la humanidad, y al despertar espiritual de la
otra.
La hora de la reflexión
Existen abrumadoras similitudes entre éstas y otras tantas
profecías referidas al ‘juicio final’ o al tiempo de ‘purificación’, las
cuales, coincidentemente, no se refieren a ninguna civilización en particular.
Retrato original de Michel de Nôtre-Dame (1503- 1566), pintado aproximadamente en 1614 por su hijo César. |
Otras profecías suelen apuntar principalmente a un hecho,
una nación o una cultura específica, mientras que éstas suelen referirse,
sorprendentemente, al mundo entero. Muchas de estas profecías, de hecho, aunque
son milenarias, han sido descubiertas o recuperadas recientemente, en plena era
moderna, en un momento en el que, resulta trivial el lugar donde fueran
escritas o desveladas porque la tecnología actual hace posible que el mundo entero
pueda saber de ellas. Tal es el caso de las famosas profecías chinas de Liu
Bowen y de los milenarios códigos de los glifos mayas.
Verdad o mito, las profecías sobre el 2012, el tiempo de
‘purificación’, el ‘juicio final’ o ‘la nueva era’ se multiplican con notables
coincidencias entre ellas, a través de datos astronómicos que han podido
comprobarse científicamente y por las certeras descripciones sobre la moral
actual. En todo caso, constituyen un sólido argumento para reflexionar acerca
del destino de la humanidad y de la misión de cada uno de nosotros como
ser humano consciente en medio de un inmenso y convulsionado universo.
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