La
extraña desaparición de dos aviadores
En los años 20, el gran desafío para
todos los aviadores del mundo es la travesía del Atlántico. Más allá de la
hazaña que esto constituye, cada uno de ellos piensa en los futuros vuelos
comerciales transatlánticos.
Como tantos otros, Carlos Nungesser está
consciente de lo que está en juego. ¿Acaso no había escrito ya en 1924 que
abriría “una ruta que trastornaría la faz del universo” y que trazaría “una
ruta que, en diez, veinte o treinta años, surcarían miles de aviones”?
Los
héroes de la aviación
Los récordes de 1926, todos logrados por
franceses, marcaron el fin de los trágicos intentos de cruce del Atlántico
norte. Costes y Rignault lograron, en octubre de 1926, un nuevo récord de
distancia al recorrer 5.396 km sin escala entre París y Diask, en el golfo de
Omán. La cifra fatídica de 6.000 km que separan a Nueva York de Paris casi se
alcanzó. Desde fines de 1926, circula el rumor que una nueva tripulación
francesa va a intentar la travesía en el sentido este-oeste.
Pronto, los nombres de los aviadores son
conocidos por todos. Se trata de dos héroes de la Primera Guerra Mundial,
Francisco Cotí y Carlos Nungesser. Este último tiene fama de as de caza, puesto
que derribó 43 aviones enemigos. Coli participó en 1919 en el primer cruce de
ida y vuelta del mar Mediterráneo. En cuanto al avión, es un biplano Levasseur
derivado de un modelo de tres plazas que ha sido probado por la Marina y se
llama Pájaro Blanco. El fuselaje inmaculado del aparato lleva la marca de
guerra de Nungesser, un corazón oscuro que encierra una calavera. Algunos
vieron ahí, a posteriori, un presagio siniestro. El avión pesa cinco toneladas
con plena carga y su fuselaje especial está diseñado para flotar en el agua,
como un barco, en caso de un amarizaje forzoso. En principio, todo está
dispuesto para la hazaña, la fecha de partida se fija en la madrugada del
domingo 8 de mayo de 1927, desde el aeropuerto de Le Bourget.
Nungesser
y Coli antes de su despegue
Los últimos momentos antes del vuelo,
según un testimonio citado por C. Dollfus y H. Bouché en su Historia de la
Aeronáutica , fueron así:
"Nungesser está tranquilo, pero
visiblemente emocionado, habla poco y permanece tendido en una de las camas.
Coli parece también tranquilo, más reservado que de costumbre y sus
preparativos son precisos. Una casaca y un pantalón caqui completan con
bizarría su fisonomía enérgica, cuya expresión parece más acentuada que de
costumbre, un poco extraña con su legendario monóculo negro, que cubre el ojo
que perdió como aviador durante la guerra... Por instinto, todos hablan bajo...
Yo no puedo dejar de observar a los dos hombres, tan conscientes del peligro,
tan nobles, como distanciados de la vida común y que nos dominan a todos.”
El
gran día
A las 5:14 de la mañana, el Pájaro
Blanco sale del hangar y, siete minutos más tarde, Nungesaer y Coli levantan
vuelo con toda facilidad y dejan caer el tren de aterrizaje especial para
economizar peso y reducir la resistencia al aire del aparato. Acompañados por
algunos aviones, fijan rumbo en dirección al Canal de la Mancha, siguiendo el
curso del Sena. Alcanzan la costa a las 6:04, a la altura de Etretat, y luego
sobrevuelan el cabo de Antifer a las 6:45, donde su aparato es visto por última
vez.
La ruta de los dos aviadores debe
llevarles primero hacia el extremo sur de Irlanda. Enseguida, deben virar
directamente hacia el oeste y realizar el gran salto hasta Terranova, antes de
dirigirse oblicuamente hacia el sur, hacia Nueva York, donde todo el mundo los
espera. Las horas pasan. El Pájaro Blanco no es avistado sobre Irlanda, pero,
hacia el mediodía del lunes 9 de mayo, llegan a Francia las primeras noticias,
que anuncian que Nungesser y Coli han sido vistos sobre Terranova. Ahora su
triunfo está asegurado.
Un
increíble malentendido.
Las noticias siguen fluyendo desde
Norteamérica. El Pájaro Blanco fue visto a la altura de Halifax, luego en
Boston. Finalmente, se anuncia que amarizarán a las 16:50 en la rada de Nueva
York. La odisea de los dos aviadores está en todos los titulares de la prensa
francesa de la tarde. Uno de los diarios llega incluso a publicar una
entrevista a Nungesser... El 10 de mayo,Match lleva en portada la foto de los
héroes. Pero, a medida que pasan los días, comienza el desencanto. En efecto,
por increíble que pudiera parecer, dada la amplitud de la cobertura de los
medios que anunciaban la llegada de los dos franceses, la noticia era falsa.
Ello no impide al diarioLa Libertad encabezar la edición del domingo 15 de
mayo: “Nungesser y Coli en Nueva York”.
Pero estas buenas noticias proceden
únicamente de una ilusión colectiva, como lo señala el ministro francés de
Aeronáutica. Las búsquedas que se emprenden entonces no entregan ningún dato y,
hasta hoy, nadie sabe dónde y cuándo desapareció el Pájaro Blanco. Algunos
piensan que realmente sobrevoló Terranova y que se perdió inmediatamente
después, entre Terranova y Nueva York, es decir, casi al final de su viaje.
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El Pájaro Blanco: pintada sobre el fuselaje, la marca de guerra de Nungesser, un corazón que encierra los símbolos de la muerte, ¿Les trajo esto mala suerte? |
Aunque esto pueda explicar en parte el
origen del rumor insensato que Nungesser y Coli amarizaron en Nueva York, es
difícil comprender hoy día cómo esa falsa noticia pudo durar tanto tiempo,
cuando bastaban algunos minutos para saber, por cable, lo que sucedía en
Norteamérica. Francia deseaba sin duda demasiado que uno de los suyos venciera
el Atlántico.
Pero, cuando apenas unos días más tarde,
el 21 de mayo, Carlos Lindberg se posó en Le Bourget, al cabo de un vuelo de 33
horas y 27 minutos, supo recibirle con la acogida triunfal que había previsto
para Nungesser y Coli.
Dos
tragedias misteriosas de la aviación
La
muerte de Roald Amundsen. El 24 de mayo de 1928, el dirigible Italia,
comandado por el general italiano Nobile, sobrevuela el Polo Norte y luego se
dirige hacia Spitzberg, desde donde había partido. A las 10 horas del día 25 se
pierde contacto con él. Pero el 9 de junio, un mensaje de radio anuncia que
Nobile y ocho de sus hombres están vivos. Sobrecargado por el hielo, el
dirigible Italia se estrelló contra un témpano y la barquilla principal se
salió con el choque. Alivianado, el dirigible se aleja con siete hombres
prisioneros en la barquilla secundaria, de quienes nunca más se supo. Una
operación internacional de rescate se organiza entonces con aviones italianos,
suecos y rusos. Se les une un gran hidroavión francés Latham, pilotado por el
comandante Guilbaud y llevando a bordo al explorador noruego Amundsen, vencedor
del Polo Sur en 1911. El 19 de junio, el Latham levanta vuelo desde Tromsö,
Noruega, hacia Spitzberg, adonde no llegará nunca. Muchas semanas después, el
descubrimiento de un flotador del ala y de dos estanques confirma lo que todos
temían; Amundsen y sus compañeros murieron al querer salvar a otros náufragos
del cielo. ¿Cómo se produjo el accidente? Nadie lo sabrá jamás.
La
desaparición de Amelia Earhardt. Primera mujer en atravesar el Atlántico
en 1928 y luego primera en hacerlo sola en 1932, la norteamericana Amelia
Earhardt, acompañada por el mecánico Fred Noonan, parte de California para
realizar un vuelo alrededor del mundo en un bimotor Lockheed Electra, el 20 de
mayo de 1937. Cruza América del Sur, África, India y, finalmente, hace escala
en Lae, Nueva Guinea. El 2 de julio, el avión despega de Lae para dirigirse a
la isla de Howland, a 4.000 km hacia el este, y entonces desaparece. La Marina
de los Estados Unidos se moviliza para buscarla, pero todo resulta en vano.
Para todos, Amelia Earhardt y Fred Noonan se han perdido en el mar. Pero en
1966, el norteamericano Fred Goerner demuestra, de manera casi segura, que
ellos tenían, bajo la cobertura de una hazaña deportiva, una misión secreta de
reconocimiento de las bases japonesas en la isla de Truk, en las Carolinas.
Después de esta misión, los aviadores se habrían perdido y estrellado sobre el
atolón de Mill, en las islas Marshall, entonces bajo el dominio japonés.
Habrían sido capturados allí y luego llevados al cuartel general japonés en
Saipan, donde habrían muerto. Cuatro años antes de comenzar, la guerra del
Pacifico habría tenido dos víctimas norteamericanas.
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