En este libro,
la segunda parte de Vida después de la Vida, Raymond
A. Moody reflexiona sobre la vida después de la vida, dando mas casos y
exponiendo nuevos elementos de juicio.
Él en su libro como escritor, no afirma que exista vida
después de la vida, eso lo deja para la opinión del lector, simplemente expone
casos de las experiencias de personas que han estado clínicamente muertas y
luego ha vuelto a la vida.
Pero según una pregunta que le hacen en sus numerosas conferencias que realiza
después de publicado su primer libro “Vida después de la Vida” referente a
¿cuál es su actitud personal hacia esta investigación? ¿Ha repercutido de algún
modo en su propia vida?, Raymond A. Moody
responde con estas palabras:
Creo que a pesar de haber afirmado que no intento
demostrar la existencia de una vida después de la muerte, y de haber formulando
todas mis habituales matizaciones y salvedades, muchas de las personas con las
que hablo siguen sintiéndose insatisfechas. Quieren saber lo que creo yo,
Raymond Moody. Estimo, la pregunta correcta, siempre que se comprenda que se
trata de una cuestión puramente psicológica, y no de una conclusión lógica que
yo intente imponer a nadie. A los interesados por estos detalles de carácter
autobiográfico les digo lo siguiente:
He llegado a aceptar como parte de
mis creencias religiosas que existe una vida después de la muerte, y que el
fenómeno que he venido analizando es una manifestación de esa vida.
No obstante, lejos de obsesionarme
con la muerte, deseo vivir. Y las personas a las que he entrevistado se
mostrarían de acuerdo conmigo. Como consecuencia de haber pasado por este
trance, el foco de su atención lo constituye la vida; pues todos nosotros
estamos de momento en esta vida. Al mismo tiempo, espero poder aplicar a mi
propia vida las cosas que he aprendido durante esta investigación. Deseo
seguir perfeccionándome en la medida de
lo posible, en los campos del amor a los demás y de la adquisición de
conocimientos y sabiduría.
Pero también me preocupa mucho que
las experiencias de casi muerte no sean pervertidas, transformándolas en la
excusa para un nuevo culto. Este fenómeno no debería ser identificado conmigo
con cualquier otra persona que lo haya estudiado. La experiencia de casi muerte
es sumamente común y se necesitan perspectivas muy diferenciadas para poder
abordarla en toda su complejidad.
Finalmente, en los últimos tiempos me
he dado cuenta de que mi larga dedicación a este estudio me ha conferido una
característica muy poco corriente: Un elevado porcentaje de mis amigos han
estado “ muertos”. Hablando con todas estas personas, he comenzado a descubrir
cuán cerca estamos todos de la muerte en
nuestra vida cotidiana. Y ahora más que nunca me preocupo de dar a conocer mis sentimientos a aquellos a quienes amo.
Buceando a
través del libro nos encontramos que esta dividido en seis partes principales,
las cuales son:
1. Nuevos
Elementos
2. Juicio
3. Suicidio
4. Reacciones por
parte del Clero
5. Ejemplos
Históricos
6. Otras
Cuestiones
Veamos mas detalladamente
cada capitulo, y que es lo que Raymond A.
Moody nos cuenta en su libro:
Reflexiones sobre Vida después de la Vida.
1. NUEVOS ELEMENTOS
En este
apartado viene a recopilar nuevos elementos por el estudiados después de la
publicación de su libro “Vida Después de la Vida”, siendo
estos elementos menos corrientes que los quince anteriormente publicados en su
ya mencionado libro.
En su primer libro Raymond
A. Moody ya explicaba que las personas que tenían una experiencia cercana a
la muerte, se veían salir de su cuerpo físico, atravesar un pasillo obscuro
hasta alcanzar la luz, donde les esperaban familiares y un ser de luz.
Escuchaban música, y todo era paz y armonía
VISION
DEL CONOCIMIENTO
R. Moody viene a recopilar una serie
de casos en que las personas entrevistadas le cuentan, que cuando tuvieron la
experiencia cercana a la muerte, adquirieron todo el conocimiento. Tuvieron
fugaces visiones de que todo conocimiento fuera ya del pasado, presente y
futuro parecía coexistir en una especie de estado intemporal.
De Alguna forma adquieren el conocimiento no ya solo de
su vida, sino de todas las cosas y seres involucrados en el Cosmos.
Una señora entrevistada por R. Moody, a una pregunta de este, sobre su experiencia de “una visión de conocimiento”, se refirió
en estos términos:
Después de ver pasar mi vida ante mí. Era como si de
repente tuviese conocimiento de todas las cosas, de todo lo que había comenzado
desde el principio de los tiempos, de todo lo que seguiría durante toda la
eternidad; durante un segundo me pareció conocer todos los secretos de todas
las edades, todo el significado del universo, de las estrellas, de la luna… de
todo.
Este todopoderoso conocimiento se abrió ante mí. Me
decían, al parecer, que iba a seguir enferma durante bastante tiempo y que
estaría en peligro de muerte otras veces; y, ciertamente, lo estuve en varias
ocasiones posteriormente. Me dijeron que parte de esto sería para que se
borrase ese todopoderoso conocimiento que había recogido…, que se me había
otorgado el conocimiento de los secretos universales y que tendría que
transcurrir algún tiempo para que se olvidase ese conocimiento. Pero sí
conservo el recuerdo de que una vez lo supe todo, de que eso ocurrió, pero que
no era un don que conservaría si regresaba. Mas yo opte por regresar junto a
mis hijos…. El recuerdo de todas esas cosas que me ocurrieron se ha conservado
muy nítido, todo excepto aquel fugaz momento de conocimiento. Y también aquella
sensación que tenía de conocerlo todo desapareció cuando retorné a mi cuerpo.
CIUDADES
DE LUZ
Aquí algunas de las personas entrevistadas manifiestan
ver una ciudad llena de luz, no radiada por el sol, como ocurre aquí en la
tierra, pues esa luz no era molesta a sus ojos. Una ciudad de luz, donde se oía
música no conocida por el ser humano y donde sus gentes estaban en armonía y
llenas de amor.
ESPIRITUS
DESCONCERTADOS
Sus entrevistados le comunican haber encontrado a seres
que de alguna forma les parecían que estaban “atrapados”, personas que de
alguna u otra forma a ellos les parecían, como que no avanzaban o no
querían/podían avanzar por encontrarse ellos mismos apegados a la tierra o con
acontecimientos o posesiones relativos a ella.
RESCATES
SOBRENATURALES
En varios relatos recopilados por R. Moody, las personas entrevistadas manifiestan haber tenido
experiencias de casi muerte en las que se vieron salvadas de la muerte física
por mediación de algún agente o ser espiritual. En todos los casos, la persona
en cuestión se había encontrado en un accidente mortal o en una serie de
circunstancias de las que no era posible escapar por sus propios medios.
No obstante, al llegar a este punto se había manifestado
una voz o una luz que la había rescatado del umbral de la muerte. Las personas
que han pasado por esta experiencia informan que a partir de ese momento sus
vidas cambió, que tuvieron la sensación de que se les había rescatado de la
muerte para algún fin concreto.
2. JUICIO
Las personas
entrevistadas por R. Moody, que han
estado muy cerca de la muerte han descrito una visión panorámica, global, a todo color y
tridimensional de los sucesos de sus vidas. Algunos afirman que durante su
visión pasaron revista sólo a los acontecimientos más destacados de sus vidas.
Otros llegan a decir que a lo largo del recorrido pudieron comprobar todas y
cada una de las cosas que habían hecho.
Aparecieron ante ellos todas las cosas buenas y malas que habían
realizado. Esta visión panorámica se realiza en presencia de un ser luminoso, y que este ser les formula una pregunta: “¿Que has hecho con tu vida?”.
Al preguntarles R. Moody que explicasen mejor lo que
querían decir algunos se referían a que no era un juicio tal, y como si el ser
luminoso les estuviera juzgando, mas bien eran ellos mismos los que se
alegraban o arrepentían de sus buenas o malas acciones.
Un párrafo relativo al juicio en el evangelio de San
Mateo resulta a este respecto muy significativo. La versión del rey Jacobo de
la Biblia lo traduce del modo siguiente (MATEO, 7:1-2):
No juzguéis y no seréis
juzgados, pues con el criterio con que juzguéis seréis juzgados, y con la
medida con la que midáis seréis medidos.
3. SUICIDIO
El estudio
desarrollado por R. Moody sobre las experiencias de casi muerte no
proporciona respuestas definitivas a los numerosos interrogantes que rodean el
suicidio.
No obstante muchos de los entrevistados, tenían la
sensación de que el suicidio estaba mal visto.
Un hombre que “falleció”
tras un accidente, relató lo siguiente:
Mientras estaba
allí, tuve la sensación de que dos cosas que me estarían totalmente prohibidas
serían matarme a mí mismo y matar a otra persona… Si me suicidara sería como
devolverle a Dios un regalo, tirándoselo a la cara… Matar a otra persona
equivaldría a interponerme en los
designios de Dios para con dicho individuo.
Otro hombre que superó una
aparente muerte clínica que duró algún tiempo manifestó lo siguiente:
Mientras estaba allí tuve la
impresión de que existía una “expiación” a pagar por el suicidio, y que parte
de la misma sería contemplar el sufrimiento que éste causaría a los demás.
4. REACCIONES POR PARTE DEL CLERO
Raymond Moody e incluso la doctora Elisabeth Kubler-Ross predijo en su
prólogo de Vida después de la Vida, que este
tipo de estudio se vería criticado por algunos miembros del clero.
En cierta manera a sido así, pero R. Moody se ha visto sorprendido porque numerosos ministros de
diversas confesiones cristianas le han expuesto su entusiasmo e interés por
esta clase de estudio, invitándole a hablar del tema ante sus
congregaciones.
Son muchos los clérigos que han mencionado casos de feligreses
que habían puesto en su conocimiento experiencias de casi muerte; Parecía
agradarles conocer el punto de vista de alguien procedente de un medio
profesional que no tiene nada que ver con su ministerio. Muchos de ellos le
manifestaron su creencia de que estas experiencias confirman lo que se dice en
la Biblia sobre la vida después de la muerte.
Un pastor metodista que había investigado experiencias de
casi muerte, cuando conoció a R. Moody le
contó algo que había ocurrido después de comenzar a investigar conjuntamente.
Estas son sus palabras:
Aquella señora estaba desahuciada.
Padecía una enfermedad renal. Hablando con ella sobre la muerte, antes de su
fallecimiento, le expuse mi creencia en una vida después de la muerte. Le dije
que una de las cosas que habían fortalecido mi fe eran las investigaciones
realizadas por doctores en medicina entrevistando a personas que fueron
consideradas clínicamente muertas y habían resucitado. Al oír esto se excito
mucho y en posteriores visitas siempre sacaba el tema a colación.
Durante el funeral, cuando pronuncié
el sermón, me referí a las conversaciones que había mantenido con ella a este
respecto y como habían reforzado su fe. Lo más importante de todo es como
afectó a las personas que estaban sentadas en los bancos del templo oírme a mí,
un clérigo, afirmar que aquella señora “estaba todavía viva”, y a un medico
amigo mío que mantenía la misma creencia. La fallecida había estado muy unida a
su marido, y era como si una parte de ella hubiese muerto ya algunos años
antes, cuando él falleció. Y en aquel sermón afirme que había ido a reunirse
con él en algún lugar donde estuviera Jesucristo. Y no hablaba en términos
figurativos o simbólicos; estaba convencido de ello; esto les proporcionó un
gran consuelo…
Una vez concluido el funeral ocurrió
algo muy poco frecuente. Después del sermón dominical, la gente suele acercarse
a uno y darle la enhorabuena por lo bien que lo ha hecho pero nunca tras un
funeral. Eso es algo insólito. Y, sin embargo, como unas diez personas se
acercaron a mí para felicitarme por lo que había dicho durante el funeral…
...Una de las cosas que intento conseguir cuando
predico es inducir a la gente a amar, y refuerzo su fe diciéndoles que en el
momento de la muerte se le presenta a uno Jesucristo y pregunta: “¿ En qué
medida has amado?”; que el amor es lo que el cristianismo resalta por encima de
todo, y no solo en la Biblia, hace dos mil años, sino también ahora, cuando la
gente se siente morir y experimenta esa sensación de ser juzgada. Se trata de
un recurso que he empleado varias veces en mis sermones para fortalecer la fe,
para conseguir que la gente comprenda la importancia de la fe y del amor.
Si se pudiese probar la existencia
de una vida después de la muerte, sería como demostrar la existencia de Dios, y
eso invalidaría la necesidad de la fe. No podemos demostrar ese tipo de cosas.
La otra vida es algo en lo que se tiene que creer por fe. Y si pudiéramos
renunciar a ella, y demostrar que existe una vida mas allá de la tumba, la gente
no necesitaría de la fe para creer. La vida es un misterio; la vida después de
la muerte es también un misterio, y si pudiéramos descifrarlo no necesitaríamos
basarnos en la fe, lo cual arruinaría todo el sistema religioso. Debemos
aceptar por tanto esas verdades simplemente por fe. Pero lo que cuenta la gente
que vuelve de la muerte da credibilidad a la fe y la refuerza. Afirma mi fe,
pues yo soy ya un hombre de fe. Pero si no lo fuera, no me convencería.
5. EJEMPLOS HISTORICOS
Aquí R. Moody hace una reflexión sobre los
acontecimientos ocurridos a lo largo de la historia de experiencias cercanas a
la muerte.
Si bien hace algunos años, cuando se le preguntaba si
conocía algún ejemplo histórico, él tenía que responder en sentido negativo.
Luego reflexionando se dio cuenta de que existe una amplia variedad de relatos
de experiencias de casi muerte en escritos de todas las épocas y culturas.
En este capitulo R.
Moody detalla unos cuantos ejemplos,
pero como él dice, es sólo una parte de
los materiales hasta el momento recopilados, y éstos no son probablemente sino
lo que sobresale del iceberg.
Veamos a continuación algunos ejemplos que R. Moody nos relata en su libro:
·
En los salmos 7: 54_58 de la Biblia se cuenta que,
poco antes de ser lapidado por una muchedumbre colérica - y, al parecer, antes
de que se produjera ninguna herida -, Esteban tuvo una visión: Cuando oyeron estas cosas, les llegaron a lo
más profundo, y le dieron de dentelladas. Pero él, poseído por el Espíritu
Santo, miró tranquilamente al cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesucristo de
pie a la derecha de Dios. Y dijo: “Mirad, veo los cielos abiertos, y al Hijo
del Hombre a la derecha de Dios”. Entonces dieron grandes gritos, se taparon
los oídos y cayeron sobre él al unísono; luego le sacaron de la ciudad y le
lapidaron. Y los testigos depositaron sus vestiduras a los pies del joven, cuyo
nombre era Saúl.
·
Beda el Venerable
fue un monje inglés que vivió entre los años 673 y 735. En 731 terminó una Historia de la Iglesia y el pueblo británico.
Entre otros muchos milagros Beda relata
una historia de “retorno de entre los muertos” que, haciendo caso omiso de las
diferencias de lenguaje cultural, se parece en muchos aspectos a las que
podemos oír hoy en día. Por esta época
ocurrió en Bretaña un notable milagro, como los de los tiempos antiguos; pues,
para despertar a los vivos de la muerte espiritual en que estaban sumidos, un
hombre ya muerto volvió a la vida corporal y narró numerosos hechos admirables
que había contemplado, algunos de los cuales he pensado que merecía la pena
repetir aquí brevemente. Era el cabeza de una familia que vivía en un lugar del
país de los northumbrianos llamado Cunningham, y que, junto con toda su familia, llevaba una vida
devota. Cayó enfermo y fue empeorando hasta que llegó la agonía, falleciendo a
primeras horas de la noche. Pero con el alba volvió a la vida, y de repente se
sentó, con gran consternación para todos los que lloraban alrededor del
cadáver; sólo se quedó con él su esposa, que le amaba tiernamente, pero
temblorosa y asustada. El hombre la tranquilizó y le dijo: “No temas, pues he
escapado verdaderamente de las garras de la muerte, y me ha sido dado vivir de
nuevo entre los hombres; más de ahora en adelante no debo vivir como solía, y
tengo que adoptar un estilo de vida muy distinto…” Poco después abdicó de todas
sus responsabilidades mundanas en ingresó en el monasterio de Melrose, que está
casi totalmente rodeado por un meandro del río Tweed…
·
Había una vez dos estudiante que estudiaban juntos,
y que eran hermanos, pues se habían criado juntos. Esto es lo que hablaban en
su pequeña cabaña: Es un triste viaje
cuando nuestros seres queridos y nuestros amigos se alejan de nosotros, y no
vuelven nuca con noticias acerca del país al que van. Hagamos la promesa de
que aquel de nosotros dos que muera antes vuelva a traerle noticias al otro. Se
comprometieron a que el primero de ellos que muriese se presentaría ante el
otro antes de un mes para darle noticias. Poco después uno de ellos murió. Fue
enterrado por el otro, quien cantó su réquiem. Le estuvo esperando hasta el
final del mes, pero el otro no volvió; y entonces se dedico a insultarle, y a
insultar a la Santísima Trinidad, por lo que el alma suplico a la Santísima
Trinidad que le dejase ir a hablar con su amigo, Este se encontraba en su
cabaña, y encima de su cabeza había un pequeño dintel; al levantarse su cabeza
chocó con el dintel y cayó inánime. Su alma vio el cuerpo ante ella pero no
creía seguir dentro de él. Le miró y dijo: Me
parece muy mal que me traigan un cadáver. Deben de haber sido los de la
iglesia. Y diciendo esto salió de su casa. Un clérigo iba tocando la
campanilla. No esta bien padre - dijo
- que me traigan el cadáver a mí. Pero
el sacerdote no le respondió. Se dirigió a todo el mundo que vio, pero no le
oían. Esto le trastornó mucho. Se dirigió luego a unos segadores: Aquí estoy - dijo; pero éstos no le oyeron. Entonces se
apoderó de él una gran furia. Marchó a la iglesia; mas se habían marchado a
cobrarles los diezmos, y entonces vieron su cadáver en la casa y se lo llevaron
al cementerio. Cuando el alma entró en la iglesia vio antes sí a su amigo. Bien - le dijo -, has tardado mucho en venir; prometiste en falso. No me lo reproches - respondió el otro - he venido muchas veces, y he estado al lado de tu almohada hablándote,
pero no me oías, pues el pesado cuerpo terrenal no oye a la ligera y etérea
alma. Pero te estoy oyendo ahora - dijo -. No - contestó el otro -, aquí
solo se halla tu alma. Estás escapando de tu propio cuerpo, pues me rogaste que
me reuniese contigo, y así ha ocurrido. ¡Ay del que obre mal! ¡Feliz será el
que obre bien! Ve a reunirte con tu cuerpo, antes de que lo depositen en la
tumba. No volveré nunca a él, por miedo y aborrecimiento suyo. Si irás, vivirás
un año más. Reza los Beati todos los días por mi alma, pues los Beati son la
escalera, la cadena y el lazo más fuerte para sacar el alma de un ser humano
del infierno. Luego se despidió del otro, que volvió a su cuerpo, y en el
momento de entrar en él dio un grito, con lo que volvió a la vida; y al cabo de
un año fue al cielo.
6. OTRAS CUESTIONES
En este
capitulo, Raymond Moody responde a una serie de preguntas que recibió
de los lectores, después de la publicación del libro Vida
después de la Vida.
Entre las personas que le escribieron, van desde médicos,
maestros, hasta otras personas interesadas por el tema.
Veamos pues unas cuantas preguntas que le plantean al
autor del libro y las respuestas de este:
·
¿No será toda
esta idea de una vida después de la muerte nada más que un sueño?
Como a todos, o al menos a
la mayoría de nosotros, nos gustaría encontrar otra vida después de la muerte,
algunos pueden argumentar que todas las pruebas que se presenten deben ser
vistas con desconfianza. Este tipo de razonamiento está muy extendido, pero
debo señalar que se puede interpretar también en el otro sentido. El hecho de
que haya algo que la mayoría de nosotros deseemos no implica que no vaya a
ocurrir.
Willian James lo
explicó muy bien cuando dijo que, en relación con los temas religiosos cuya
certeza o falsedad no fuese empíricamente demostrable, no resulta más racional
dejar de creer en ellos por temor a equivocarse que creer en ellos en la
esperanza de acertar.
·
¿Este interés
por las experiencias de casi muerte no será acaso una moda pasajera?
No lo creo. El interés por la naturaleza y sentido de la
muerte es una constante en toda la historia del pensamiento occidental. Casi
todos los grandes filósofos han abordado este problema, y puede considerarse
casi como el tema básico de los escritos y sistemas filosóficos de la mayoría
de ellos.
En segundo lugar, el rápido avance de las técnicas
médicas de resurrección garantiza que, en el futuro, nos tendremos que ocupar
cada vez más de este fenómeno.
Finalmente, muchos médicos deben haber escuchado a
pacientes desahuciados formular esta súplica angustiada: Pero ¿no puede decirme nadie
cómo es la muerte? Creo que representa un avance que seamos capaces de
arrojar algo más de luz sobre esta cuestión, tanto si se conciben las
experiencias de casi muerte como indicios de mortalidad, como si se consideran
simplemente la consecuencia de hechos en último extremo fisiológicos.
·
¿No será el
objetivo de todo esto intentar glorificar la muerte?
No, en absoluto. Creo que todos nos damos cuenta de los
aspectos negativos de la muerte. La muerte es nefasta porque representa la separación de los seres
queridos, y por los sufrimientos que pueden precederla. ES también negativa en
el sentido de que hay gente que fallece prematuramente sin haber tenido la
oportunidad de hacer las cosas que les hubiera gustado hacer en la vida.
·
¿Ha
entrevistado alguna vez a una persona acerca de una experiencia de casi muerte
poniéndola en situación de hipnosis?
En cierta
ocasión pensé que, con pacientes que lo aceptaran voluntariamente, éste podría
resultar un método fructífero de investigación. De hecho, me encontraba en las
etapas preliminares de la planificación de una investigación de este tipo en
colaboración con un hipnotizador médico hábil y experimentado. No obstante, se
nos ocurrió que, teóricamente, podría resultar peligroso devolver a una persona
al momento de su muerte clínica, pues el subconsciente se toma las sugerencias
hipnóticas muy al pie de la letra. Además, la sugestión hipnótica puede tener
efectos sorprendentes y muy extraños sobre el organismo y su funcionamiento. Se
dice, por ejemplo, que se puede conseguir que en la piel de una persona
hipnotizada aparezca una ampolla limitándose a sugerirle que se le ha rozado
con un objeto muy caliente.
En vista de ello, pensamos que, obedeciendo a la
sugerencia de volver mentalmente al momento de su muerte clínica, una persona podría experimentar todos los
sufrimientos e incidencias de la muerte. Por lo tanto, no pusimos nunca en
práctica este experimento. Hace muy poco me he enterado de que un experimento
de este tipo terminó con un paro cardiaco del paciente, que tuvo que ser
reanimado. Ni que decir tiene que desapruebo este tipo de experimentos.
A así, una por una contesta Raymond Moody a toda pregunta que le realizan los lectores de su
libro, y las personas que van a sus conferencias. Todas por supuesto
relacionadas con el tema por el tratado.
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