Su fin fue predicho 14 años antes
Fenómenos inasibles, las premoniciones
más o menos comprobadas se cuentan por miles. La mayoría se refiere a anécdotas
personales, pero algunas se relacionan con sucesos mundialmente conocidos y han
sido reveladas con anticipación, antes que el suceso ocurriera.
La más famosa de estas premoniciones es
el tema de una novela corta, escrita por el norteamericano Morgan Robertson,
quien, catorce años antes de la catástrofe, predice con lujo de detalles el
naufragio del Titanic.
Las
condiciones de una premonición
Estas son muy estrictas debido a la
vaguedad que codea al fenómeno y se las puede resumir de la siguiente forma: El
sueño o el presentimiento, debe haber sido relatado a uno o varios testigos
dignos de fe antes que el acontecimiento se produzca. El intervalo entre el
sueño y el suceso debe ser relativamente corto, ya que la posibilidad de una
relación accidental aumenta con el tiempo. Esta condición admite excepciones,
como lo muestra el caso del Titanic. El sueño debe parecer improbable al que lo
sueña o venir de un ámbito que le es extraño. Debe referirse a un hecho preciso
y no revestir una forma vaga que permita una interpretación simbólicamente
ambigua, que podría aplicarse a acontecimientos muy distintos (como sucede con
las Profecías de Nostradamus, por ejemplo). Finalmente, los detalles deben
concordar, al menos en los rasgos esenciales, con aquellos realmente ocurridos.
Una
obra inspirada
Nacido en 1861, Morgan Robertson es un
escritor que se especializa en historias del mar y que ha sido injustamente
olvidado en nuestros días, uno solo de sus libros, Futilidad, escrito en 1898,
lejos de ser el mejor que escribiera, le ha valido, sin embargo, cierta fama
póstuma. Esta novela corta sobre la debilidad del hombre frente a la fuerza del
destino relata el naufragio del “transatlántico más grande construido por el
hombre", el Titanic. Este se despanzurra contra un témpano y se hunde,
llevando a la muerte a la mayoría de sus pasajeros por falta de suficientes
botes salvavidas. Pero las coincidencias no se detienen allí: el conjunto de
concordancias es, en efecto, sorprendente. He aquí algunas de ellas, y entre
paréntesis, los hechos equivalentes relacionados con el Titanic:
·
Travesía
en el mes de abril (10 de abril de 1912),
·
70.000
toneladas de desplazamiento (60,000),
·
Eslora
800 pies (882,5),T
·
tres
hélices (3 también),
·
velocidad
máxima 24 a 25 nudos (idéntica),
·
Capacidad
máxima 3.000 pasajeros (la misma), 2.000 pasajeros a bordo (2.230),
·
24
botes salvavidas (20),
·
19
compartimentos estancos (15),
·
Tres
motores (3 también),
·
Rotura
del casco a estribor (idéntica).
Ahora bien, la novela Futilidad fue
escrita nueve años antes de la construcción del Titanic, incluso antes que se
concibiera este proyecto, lo que excluye, evidentemente, que se haya inspirado
en información real.
Morgan Robertson declaró durante toda su
vida que su inspiración venía de un "colaborador astral", para
utilizar sus propias palabras, es decir, de un espíritu que le guiaba e
inspiraba sus trabajos literarios. Esta es la única respuesta que daba para
explicar estas coincidencias extraordinarias entre la ficción y la realidad. A
pesar de la reedición de su obra, no recoge los frutos de su sorprendente
premonición después del naufragio del Titanic, ya que los lectores prefieren
conocer los detalles sensacionales de la investigación en vez de la ficción,
aunque esté marcada por un extraño sello.
Un
sueño terrible
Aunque la premonición acerca del
naufragio del Titanic es la más sorprendente, sobre todo debido a la magnitud
de la catástrofe y a la resonancia que ésta tuvo en la opinión pública, existen
otros ejemplos, casi tan inquietantes, que pueden recordarse.
En mayo de 1979, David Booth, un
oficinista de Cincinnati, Ohio, es atormentado por una pesadilla durante la
cual asiste, impotente, a una catástrofe aérea en un gran aeropuerto del país.
El "ve" cómo un gran jet con los colores de los Estados Unidos
levanta penosamente el vuelo, se inclina súbitamente y se estrella en la pista,
estallando en una enorme explosión de Fuego y humo negro. Cada vez el sueño es
más preciso.
El escritor Morgan Robertson (1861-1915) describir catorce años antes de la catástrofe un naufragio semejante al del Titanic. |
Después de consultar con su siquiatra,
Booth decide advertir al aeropuerto de Cincinnati. Allí, los expertos tratan,
sin éxito, de "adivinar", gracias a los detalles entregados, de qué
aeropuerto se trata.
Además, la compañía American Airlines
refuerza las medidas de seguridad en sus grandes aviones. A pesar de todo, el
21, de mayo, en el aeropuerto de Chicago, un DC-10 de la American Airlines se
estrella brutalmente al despegar, siguiendo el desarrollo exacto del drama
soñado por David Booth. 237 personas encuentran la muerte y la pesadilla de
David termina...
La
premonición de su propia muerte
Otro caso no menos célebre y aún más
dramático, se produjo en el país de Gales en 1966. El 21 de octubre de ese año,
a raíz de un deslizamiento de tierra, la escuela de la pequeña aldea minera de
Abergan es sepultada por medio millón de toneladas de polvo de carbón. El
accidente provoca la muerte de 144 personas, entre ellas, 122 niños. Un
siquiatra, el Dr. Juan Barker, realiza una investigación con la ayuda de un
amigo periodista y recoge sesenta relatos de personas que dicen haber
presentido la catástrofe; 24 de ellos son confirmados por testigos.
El caso más emocionante es el de la
pequeña Eryl Mai Jones, de diez años, una de las víctimas del terrible
accidente. Dos días antes, la niña le dice inesperadamente a su madre que no
tiene miedo de morir puesto que así "se reuniría con Jesús", que todo
se ve negro en torno a ella y que estará con sus compañeros Pedro y June. La
víspera, le cuenta también a su madre que ha soñado que la escuela había
desaparecido y que "algo negro se la había tragado". En el
cementerio, la pequeña está efectivamente enterrada entre Pedro y June.
En 1966, Eryl Mai Jones, de diez añal de edad, soñó con le catástrofe en la cual iba a encontrar la muerte. |
La investigación del Dr. Barker muestra
igualmente que muchos de los testimonios corroborados provienen de personas
ajenas a la región. La premonición de una catástrofe no depende, por lo tanto,
del hecho que una persona sea cercana geográfica o sentimentalmente al
acontecimiento que se va a producir. Es la única conclusión que puede sacarse
de estos inquietantes casos...
El
naufragio del "Titanic"
Las premoniciones relativas al naufragio
del Titanic son tan numerosas que han permitido escribir con ellas un libro,
Investigaciones síquicas de una tragedia, de Jorge Behe. Al leerlas, da la
impresión de estar en presencia de un acontecimiento "estrella" en la
historia de la premonición.
El 10 de abril de 1912, el
transatlántico Titanic, de la compañía inglesa White Star, declarado
insumergible en razón de su sistema de compartimentos estancos, zarpa de
Southampton en su travesía inaugural con destino a Nueva York.
Entre los pasajeros se encuentran tanto
emigrantes como la flor y nata de la aristocracia financiera anglosajona.
Durante la noche del 14 al 15 de abril, cuando se encuentra a unas 300 millas
(cerca de 550 km) al sudeste de Terranova, el Titanic choca con un témpano que
desgarra sobre 90 metros el flanco derecho de su casco.
A las 2.30 de la madrugada, el gran
transatlántico desaparece. De los 2.230 pasajeros embarcados, sólo 709 serán
recogidos por el buque carguero Carpathia que se encontraba cerca. La mayoría
de los desaparecidos viajaba en la tercera clase.
Debido a la notoriedad de algunas de las
víctimas, de los enigmas que rodean a este naufragio y de la magnitud de la
catástrofe, el Titanic entra directamente a la leyenda negra del mar. Sus
restos recién fueron encontrados en 1985 por el equipo del profesor
norteamericano Roberto D. Ballard.
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