jueves, 4 de agosto de 2011

Ra (Logos Solar)

“Soberano bellamente coronado con la Corona Blanca, Señor de los rayos, que da origen a la luz, a quien los dioses alaban.  Da sus manos a los que ama y arroja a su enemigo al fuego.” Himno al Dios Egipcio Amón-RA, grabado en el papiro Boulaq 17.
     El Sol ha sido símbolo de adoración a través de los siglos. Lo vemos en la solemnidad de los monolitos de piedra  tallados en las Islas de Pascua, legado de tiempos antiguos de la Raza Lemur; todos en fila orientados hacia el Este esperando el amanecer, símbolo de la salida de la Gran Luz de entre las tinieblas.
     Quedamos maravillados cuando vemos el TONALI, la Piedra del Sol azteca, con TONATIUH en su centro, representación viva del Creador del Universo, mostrándonos que todo emana de Él como fuente de la Gran Luz y como eventualmente a Él todo regresará.
     Vemos el culto al Sol entre los babilonios, los fenicios, las culturas indígenas del Caribe y de las Américas.  También lo vemos representado en la forma de RA, figura principal entre los templos del Antiguo Egipto.
     RA es el Dios Sol egipcio al que se le rendía culto en los templos de la ciudad de Heliópolis, el “lugar de los Pilares del Sol” (HELIOS, Sol y POLIS, pilares).
     Con respecto al misticismo egipcio, cuentan los escritos y las leyendas que “los Humanos fueron creados de las lágrimas y el sudor de Ra”.
     La interpretación de este pasaje a la letra muerta nos permite disfrutar de una historia folklórica muy simpática.  Más nos es necesario inquirir, analizar, reflexionar y experimentar para poder sustraer la enseñanza oculta que existe entre sus símbolos. Este es un conocimiento muy profundo que con la sola reflexión en un fragmento tan simple como este podríamos cubrir varios capítulos.
     Los pilares, las lágrimas, el sudor y los humanos, nos hablan esotéricamente de los tres factores de la revolución de la consciencia; que son la disolución del YO, la Cristalización del Alma y el sacrificio por la humanidad.
     La palabra “Humanos” no hace referencia al mamífero intelectual al que nos referimos comúnmente como “hombre”, sino a aquellos Verdaderos Hombres que en el trabajo íntimo lograron retornar a las delicias del jardín del Edén cuando se convirtieron en verdaderos Reyes de la Naturaleza.  Estos son los mismos reyes de los que habla el Génesis Hebraico, aquellos “hechos a Su imagen y semejanza”; con dominio sobre las aguas, el aire, la tierra y el fuego.
     Humanos son aquellos que restauraron el balance perfecto entre el Espíritu (HUM en lenguaje oculto es el Íntimo, el Real Ser de cada cual) y la Mente (MANAS).  Son aquellos que con arduo trabajo a través de la magia del amor lograron convertirse en inmortales revistiendo su Alma con los Cuerpos de Oro del Ser (el Sahú egipcio), tornando su mente en un “instrumento fino y delicado” al servicio de su Real Ser, al que nos podemos referir como su SOL INTERNO, su RA INTERIOR.
     Nosotros nos llamamos a sí mismos humanos de forma convencional.  Mientras en cada uno de nosotros existan aquellos defectos desagradables de la codicia, la envidia, la gula, la ira, la lujuria, el orgullo, y la pereza, seguiremos muy lejos de poder ser Reyes de la Naturaleza.  Resulta evidente entonces que para poder eliminar esta segunda naturaleza haya que hacer sacrificio y pasar voluntariamente por sufrimientos y es eso es lo que nos simbolizan las lágrimas y el sudor de RA.
     Todo esfuerzo que pongamos para deshacernos de nuestros aspectos desagradables conlleva un sacrificio.  El proceso de la auto-observación nos lleva al auto-descubrimiento y la confrontación con esos aspectos inferiores resulta en sufrimiento que hay que padecer voluntariamente si en realidad queremos cambiar.  Es solamente a través del conocimiento de sí mismos y la eliminación de nuestros defectos como podemos llegar a alcanzar la verdadera felicidad y al cambio radical.  Pero esa eliminación está más allá de la capacidad de nuestra mente. 
     Es sólo a través de la fuerza ígnea de nuestra Divina Madre como nuestros defectos pueden ser eliminados.  Ella es parte íntegra de nuestro Real Ser y se encuentra con nosotros aquí y ahora.
     Esta serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes, nuestra Madre Divina llamémosle MARIA, ISIS, INSOBERTA, o KUNDALINI, es la única que tiene el poder de convertir nuestros defectos en polvareda cósmica.  Sólo basta que invoquemos su ayuda con amor infinito, que pidamos con inocencia de niño que elimine el defecto comprendido y así ella lo hará.  Su único pre-requisito es la COMPRENSIÓN. 
     Cada defecto eliminado despierta cierto porcentaje de consciencia que a su vez cristaliza en nosotros en forma de una nueva facultad, una nueva ley, una virtud, habilidad, poder, etc. Vemos que RA utiliza su barca para mover el Sol de Oriente a Occidente llevando la Luz a todos los hombres.  Este es también símbolo del sacrificio por la humanidad.
     Así como RA lleva la Luz a todos los hombres, así nosotros debemos responder al llamado de nuestro Sol Interior sirviendo a los demás.  No solamente debemos tornarnos más sumisos y más amables.  También debemos alimentar al hambriento, vestir al desnudo, y llevar la luz de la enseñanza a aquél que la busca movido por el anhelo que emana de lo profundo de su Ser. En este sacrificio por la humanidad honramos aquél gran mandamiento: “Amarás a Dios sobre todas las cosas… y al prójimo (al Real Ser, el RA Interior de cada cual) como a ti mismo (tu propio Sol Interno, tu propio RA Interior, tu Real Ser)”.

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