Situado en la Amazonía ecuatorial en la provincia de Morona Santiago, Ecuador, hay una cueva conocida por los nativos como " Cueva de Los Tayos". La cueva se llama así debido a que sirve de refugio para las aves Tayos, que anidan en su interior.
Juan Móricz un investigador de origen húngaro y nacionalizado argentino, en 1969 emprendió una expedición a las entrañas de esta cueva y descubrió lo que llamamos un verdadero tesoro. Hay Móricz encontraron oro macizo deja con escrituras jeroglíficas, y otros objetos de oro, plata y bronce discos, platos y algunos cascos.
Los diversos artefactos llevaron a una
serie de pruebas de una civilización antigua que durante milenios han habitado
allí.
A partir de este hallazgo, el húngaro
intentado formalizar su hallazgo en la oficina de la ciudad de Guayaquil y
tenía su petición denegada por las autoridades locales.
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Primera Expedición a la Cueva. |
Poco tiempo después, en 1972 se ha ido, el
conocido investigador y escritor Erick Von Daniken en libertad en todo el mundo
el dicho descubrimiento, surgió y atrajo el interés de muchos otros
investigadores y esotérica que vagaban en el área detrás de posibles nuevos
descubrimientos.
Entre ellos, los más interesantes se llevó
a cabo en 1976 por Stanley Hall, con la distinguida participación del
astronauta estadounidense Neil Armstrong y Julio Goyen, amigo íntimo de Juan
Móricz, parando referencias acerca de la ubicación exacta de sus resultados.
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Neil Armstrong dentro de la cueva. |
En ese momento, Armstrong informó que su
estancia dentro de la cueva era más importante que su propio viaje a la luna.
Se rumorea que en el momento de la
masonería habría estado interesado en las placas de metal de la biblioteca, que
se encuentra dentro de la cueva y llamó a la "biblioteca de metal".
El propio Neil Armstrong era un masón de grado 32.
Se afirma que el propio Móricz habría
informado lo siguiente: "[...] es una biblioteca real del metal, lo que
podría contener un compendio de la historia humana, así como revelar el origen
del hombre o proporcionar información acerca de una civilización extinta
".
Los diversos nombres y los investigadores
involucrados en el caso, el más enigmático y de hecho más importante puede
haber sido el sacerdote Carlo.
Crespi fue el que llevó a cabo un mayor
conocimiento sobre los misterios de la cueva. Este conocimiento, aprobada por
los pueblos indígenas de la etnia Shuar en la región también conocida como
jíbaros. Según Crespi mismo, habría sido llevado a los pasajes misteriosos
líderes de kilómetros y kilómetros de cámaras y túneles que interconectan todo
el continente americano, según la leyenda india.
Crespi mantuvo con muchos artefactos
encontrados dentro de la cueva. Dijo que la cueva no tenía "fondo" y
artefactos se lo pasó a venir de una gran pirámide oculta en una de las cámaras
de la cueva. Su sitio es hasta ahora desconocido.
Aun así, de acuerdo con el mismo
sacerdote, por temor a los saqueos y el vandalismo futuro al sitio de la
pirámide, ordenó a los indios para mantener el lugar seguro, que cubre
completamente para que su ubicación exacta nunca fue descubierto.
Según un investigador llamado Baraldi, que tuvo acceso a los artefactos Crespi, escrito en forma arcaica de jeroglíficos había mucho parecido con el antiguo alfabeto hitita, en su doctrina, afirmó que habría viajado a América del Sur alrededor de 1.800 años antes de Cristo.
Las observaciones realizadas por el
investigador recurren a figuras tales como el sol, pirámides, serpientes y
elefantes.
El destino de las placas de metal es ahora
incierto, los rumores dicen que el Banco Central de Cuenca los compró después
de la muerte de Carlo Crespi.
Fuente: http://secretosenlamira.blogspot.com.es/
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