lunes, 30 de septiembre de 2013

La Reencarnación

Un niño cuenta cómo lo asesinaron

En la India, se considera a la reencarnación como un hecho irrefutable. Sin embargo, aun los budistas se sorprenden al ver que algunas personas pueden conservar recuerdos de su “vida anterior”. Aunque numerosos casos han sido registrados y estudiados por los científicos, uno de los más inquietantes es el caso de Shankar.
El 19 de enero de 1951, Munna, un pequeño de seis años juega delante de la tienda de su padre, peluquero de Kannauj, una importante ciudad del norte de la India. Dos desconocidos aparecen repentinamente y, sin que nadie los observe, raptan al niño, Al constatar su ausencia, el padre, Sri Jageshwar Prasad, se inquieta.
Hace buscar a Munna y, algunas horas más tarde, encuentran el cadáver del pequeño degollado a la orilla de un río. Muy pronto, dos hombres son detenidos y uno de ellos confiesa el crimen, pero luego se retracta. Como no se logra encontrar ninguna prueba formal de su culpabilidad, la policía debe soltarlos. La familia de Munna queda desamparada y la madre sufre graves problemas nerviosos.

Los indios creen en la reencarnación. En la foto, un niño de cuatro años es considerado por la muchedumbre como la reencarnación de Buda (Ilustración de 1925).

¿Munna reencarnado?

Seis meses después de la muerte de Munna, nace en otro barrio de Kannauj, Shankar, hijo de Sri Babu Ram Gupta. Apenas aprende sus primeras palabras, el niño muestra un comportamiento extraño. A los dos años habla de su “otra casa”, a la que le gustaría volver. Quiere ver a sus «otros padres» y no cesa de reclamar unos juguetes, que describe con mucha precisión, y que nunca ha tenido. En ocasiones, Shankar es presa de grandes temores. Y cuenta cómo en “su otra vida”, dos hombres lo degollaron.
Desde su nacimiento el chico tiene bajo el mentón, a lo ancho del cuello, una marca misteriosa que parece una larga cicatriz, En 1954 la historia de Shankar recorre la ciudad entera, y delante de numerosos testigos y en numerosas ocasiones, cuenta «su» asesinato. Entrega detalles que nunca fueron dados a conocer a la opinión pública, pero que corresponden a la confesión del acusado que se retractó posteriormente. Esto llega a oídos de Jageshwar: turbado, quiere conocer a Shankar; pero el padre de éste, Babu Ram, se opone a ello.

Peluquero indio en su trabajo. El hijo del peluquero Kannauj se reencarnó después de ser asesinado 
El asunto comienza a inquietarlo y teme que le puedan quitar a su hijo. Jageshwar insiste y, el 30 de julio de 1955, logra conocer a Shankar y a su madre. El niño, que acaba de cumplir cuatro años, reconoce a Jageshwar y se lanza a sus brazos.

¿Un caso trucado?

En 1955, el profesor Atreva, de Benarés, comienza a investigar el caso de Shankar. Interroga al niño y efectúa verificaciones de los hechos. Shankar proporciona detalles de la vida de Munna que sólo pueden ser conocidos por su familia y sus relatos sobre el asesinato no varían jamás.
El profesor Atreva obtiene confirmación de la madre de Shankar, de sus profesores y de sus vecinos, Babu Ram, molesto con todo este asunto, golpea a su hijo y le prohíbe hablar de su “antigua vida”, Jageshwar, quien no tiene dudas de que Shankar y Munna son la misma persona, intenta hacer reabrir el proceso de los presuntos asesinos, pero la justicia india rehúsa aceptar este extraño “testimonio de la víctima”.
Entre 1956 y 1965, el asunto es estudiado no solamente por el profesor Atreva sino también por el Dr. Jamuna Prasad y por el investigador norteamericano Ian Stevenson, quienes tratan de determinar si ha habido alguna posible manipulación.
La primera hipótesis es que las dos familias serían cómplices, pero, entonces, ¿cuál sería el motivo? Ninguna de ellas obtiene el menor beneficio financiero del asunto. ¿Vería en ello Jageshwar un medio para hacer condenar a los asesinos de su hijo inculcando falsos recuerdos a Shankar? Esta hipótesis es poco probable. Por lo demás, es casi imposible hacer que un niño de tan corta edad pueda aprender tan perfectamente su lección. A lo largo de los años, Shankar no se contradijo nunca en sus relatos, Además, Babu Ram se muestra constantemente hostil a las declaraciones de su hijo.

¿Sería la novelista británica Joan Grant otra persona reencarnada?
La segunda hipótesis es que Shankar es un niño mitómano. Pero, en ese caso, es absolutamente imposible que haya podido conocer con tanto detalle la vida de Munna.

¿Criptomnesia, telepatía o reencarnación?

La hipótesis de la Criptomnesia, la “memoria oculta”, podría ser tomada en cuenta. Esta teoría recurre al psicoanálisis. Desde su más tierna infancia, el niño podría haber memorizado inconscientemente la conversación de sus padres, cuando se referían al asesinato de Munna. Se habría identificado con el niño y, naturalmente, habría contado “su historia” al crecer. Pero, una vez más, la misma objeción se presenta: ¿cómo habría podido en ese caso, relatar detalles que sus propios padres ignoraban? ¿Y cómo explicar esa marca de nacimiento tan parecida a la cicatriz de Munna?

El jefe religioso de los budistas tibetanos, el dalai lama, se reencarna en el cuerpo de un niño. En la foto, entronización de un pequeño lama.
Forzosamente habría que admitir que ninguna hipótesis lógica y racional puede ser aplicada al asunto Munna-Shankar.
Los investigadores norteamericanos de la sociedad de investigaciones síquicas tienen registrado más de un centenar de casos similares en todo el mundo que, después de un examen cuidadoso, resultan inexplicables. Para algunos, la clave del enigma está en la telepatía: Shankar, por razones que se desconocen, estuvo inconscientemente en contacto con la madre de Munna, cuyo equilibrio psicológico estaba perturbado. Sin darse cuenta, fue víctima de esta proyección. Sin embargo, para la mayoría de los indios, la verdadera respuesta es a la vez más inquietante y más simple: Shankar es simplemente la reencarnación de Munna.

Las creencias en la reencarnación

En el antiguo Mediterráneo. La noción de reencarnación aparece en muchas corrientes filosóficas y religiosas de la antigüedad en el Mediterráneo, tales como el orfismo egipcio, el maniqueísmo, el pitagorismo y el neoplatonismo. Como otra faceta del culto a los ancestros practicado durante mucho tiempo en las antiguas religiones, esta noción es también una forma de acercar el mundo de los vivos al de los muertos.
En las sociedades africanas . En ciertas etnias, la creencia en la reencarnación juega un importante rol social. Entre los ashanti de Ghana, por ejemplo, la “sangre” renace por la línea materna mientras que el “principio masculino refleja el culto a los ancestros y el alma se reúne, en su esencia, con la divinidad. Por el contrario, los kikuyu de Kenia distinguen dos almas en sus muertos: una “social” o colectiva que se reencarna en otro individuo y una que alcanza el mundo de los ancestros.
En el mundo occidental, en los siglos XIX y XX. En el siglo XIX, numerosos occidentales se sintieron atraídos por estas doctrinas evocadas en los textos de los ocultistas. Es el espiritista Allan Kardec quien lanza el movimiento de 1857, utilizando la reencarnación como fundamento de su “religión universal”.
En los años de 1930, la inglesa Joan Grant publica numerosas obras sobre sus vidas “anteriores”. Ella recuerda haber sido hija de un faraón, haber vivido en la Grecia de Alejandro, en la Inglaterra medieval y en Italia durante el Renacimiento. Algunas de sus declaraciones son sorprendentes, pero los destinos excepcionales que ella se atribuye en cada reencarnación contribuyen a hacer dudar de su sinceridad. En la segunda mitad del siglo XX renace el interés por las doctrinas orientales y numerosas personalidades, entre ellas el modisto Paco Rabanne, afirman creer en la reencarnación.

Creencias orientales. Pero sigue siendo en Asia donde el principio de la reencarnación está más expandido. En la India, por supuesto, pero también en China, en Japón, en Mongolia, en el Tíbet, en Indonesia... El caso más conocido es el del dalai lama, guía espiritual de los tibetanos. Cada dalai lama es la reencarnación de su predecesor. Es difícil obtener cifras exactas sobre el número de creyentes, sobre todo por el ateísmo oficial de China, que oculta, sin duda, un gran número de fieles, pero se puede decir que hoy día más de mil millones de personas pertenecen a alguna religión que admite la reencarnación.

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