Cuando murió Juan Pablo I en el año 1978, solamente con 33 días de Pontificio, bastaron unos minutos para que el mundo tuviera la noticia. Murió a causa de un infarto agudo de miocardio según un comunicado del Vaticano. ¿Fue esto lo que ocurrió realmente? ¿Cómo se podía saber el motivo de la muerte a partir solamente de un examen externo del cadáver? ¿Fue una muerte natural o un asesinato?
Los más susceptibles creen que fue asesinado a causa de una conspiración del cónclave de obispos por motivos exclusivamente religiosos. Esta es la única razón por la que el Vaticano impide toda investigación. Consideran que es preferible el ocultamiento antes que verse en la alternativa de confesar que la propia Iglesia asesinó a su Papa.
El Vaticano fue el autor intelectual del asesinato, pero se cubrió audazmente de ser acusado afirmando que había sido un trágico accidente: “El Papa inadvertidamente se había tomado una sobredosis de su medicina. Si se hubiese hecho una autopsia, obviamente hubiese indicado esta fatal sobredosis. Nadie hubiese creído que Su Santidad lo había hecho accidentalmente. Algunos alegarían suicidio, otros, asesinato. Se acordó que no habría una autopsia.
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