Un lugar hermoso con árboles llenas de hojas de color verde esperanza, arbustos repletos de flores, roedores trepados en los gigantescos árboles y aves de todo tipo cantando y siendo parte de cielo azul. Era un lugar así porque las personas del mundo real eran felices, tranquilas y en paz. Un sitio espléndido en donde cualquier ser desearía estar.
En poco tiempo todo lo bello cambió, el cielo se oscureció y escasamente los rayos del sol penetraban los árboles opacados, los arbustos murieron como todos los animales de ese lugar. La vida había desaparecido.
Los suaves y escalofriantes brisas entre los enormes y pavorosos árboles, en las alturas sus ramas entrelazadas impidiendo la vista de cielo gris, entre ellas suaves sonidos agobiantes de desgraciados espíritus que gobiernan el desolado lugar y en el suelo repletas de hojas resecadas y podridas llenas de repugnantes insectos.
Ella tirada en el suelo maldito vestida de un delantal blanco durmiendo en ese lugar desconocido, horas y horas sin despertar como si la muerte ya la hubiera visitado y hecho descansar. Abre sus ojos con la compañía de un suspiro cansado, en pocos segundos se da cuenta de que no es su hogar, es un mundo diferente a que sus ser no está acostumbrado.
Asustada se levanta mirando en todas direcciones tratando de reconocer el tenebroso sitio. Nunca en su relajada vida había presenciado o visto una imagen semejante a ese horripilante lugar. Desesperada y con lágrimas en su mejillas sale en busca de una salida o el hallazgo de una persona que le pudiera ayudar.
Horas caminando por el bosque sin resultado alguno, solo encuentra más y más árboles con la presencia de una clara neblina, después de eso sale en el lugar en donde anteriormente despertó. Nuevamente sale en búsqueda de alguien y de vuelta sale ahí en el mismo lugar y así varias veces se repite.
Resignada con las esperanzas casi extintas decide quedarse en ese infierno desértico con los pequeños y muertos arbustos.
El crepúsculo llegó y la noche oscuridad se acerca. Recostada en uno de los grotescos árboles con la mirada fija al suelo escuchando bajos e irreconocibles sonidos, alza la mirada y a lo lejos una suave y clara neblina dirigiéndose hacia ella, de ella sale un espectro fantasmal claro transparente y poco visible. Petrificada en su lugar con su corazón latiendo fuertemente que hasta ella logra oír.
El espectro se sitúa frente suyo y le pregunta:
¿Estás perdida?
Llena de miedo con la voz temblorosa le responde:
Sí, lo estoy.
Yo te ayudaré, te mostraré el regreso a tu hogar.
Con pavor ella le sigue callada sin decir ninguna palabra y luego a lo lejos se pierden entre los árboles y en la traicionera oscuridad.
Escrito por Emanuel Sitjar
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