Cirujano francés galardonado con el Premio Nobel, famoso por sus investigaciones sobre la conservación de órganos animales vivos fuera del cuerpo. Nació en Lyon y estudió en la Universidad de Lyon. En 1905 se desplazó a Estados Unidos, donde permanecería hasta 1939, aunque sirvió en el ejército francés durante la I Guerra Mundial. Trabajó en el Rockefeller Institute for Medical Research (hoy Rockefeller University) de Nueva York.
En 1912 recibió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina por el desarrollo en 1902 de una técnica de sutura de los vasos sanguíneos. A comienzos de la década de 1930, junto al aviador estadounidense Charles Lindbergh, inventó un corazón mecánico capaz de transmitir fluidos vitales a órganos extirpados. Durante muchos años consiguió por este procedimiento mantener vivos órganos y tejidos. Tras su vuelta a Francia en 1939, Carrel trabajó para el gobierno colaboracionista de Vichy durante la II Guerra Mundial. Escribió La incógnita del hombre (1935), donde exponía su filosofía elitista.
Alexis Carrel hizo importantes aportaciones al desarrollo de las ciencias básicas de la medicina y de la cirugía. Giran éstas en torno a las anastomosis vasculares, al cultivo de tejidos y al transplante de órganos. Aunque francés, desarrolló casi toda su actividad investigadora en los Estados Unidos de América.
Alexis Carrel nació el 28 de junio de 1873 en Sainte-Foy-lès-Lyon, Francia. Su padre murió cuando Alexis era todavía muy pequeño a consecuencia de una neumonía. Precisamente cuando tenía 4 años de edad se le cambió el nombre de Marie Joseph Auguste Carrel por el de Alexis en honor de su padre. Su madre, Anne Ricard, fue la que se encargó de educarlo durante los primeros años. Después estudió en la Escuela jesuita de San José, en Lyon.
En la Universidad de Lyon obtuvo el grado de bachiller en letras en 1889 y el de ciencias en 1890. Entre 1896 y 1900 fue interno. Obtuvo el grado de doctor en 1900. Trabajó en el Hospital de la ciudad mientras estudiaba anatomía y cirugía operatoria. Ocupó el puesto de prosector en la cátedra del profesor Testut (1900-1902).
Decantado hacia la cirugía, comenzó a desarrollar trabajos experimentales con cadáveres y perros. Cuando el presidente Sadi Carnot visitaba Lyon fue herido por un anarquista italiano. Falleció porque los cirujanos fueron incapaces de suturar la vena porta que había sido afectada. El hecho parece que influyó en Carrel. En 1902 publicó en el Lyon Médical una técnica para suturar vasos. A lo largo de la siguiente década la perfeccionó hasta el punto de poder afirmar que daba resultados excelentes a largo plazo y podía ser usada con toda seguridad en los humanos, siguiendo un determinado protoclo. Utilizaba suturas muy finas y sedas de Alsacia.
Para realizar las anastómosis hacía cortes en los extremos de los vasos y les daba la vuelta. A continuación utilizaba material parafinado y suturas finas con seda de Alasacia. Con esta técnica conseguía evitar las hemorragias postoperatorias y la formación de coágulos sanguíneos. Con la sutura de los extremos hacia fuera o revertidos, conseguía que en el interior no quedaran hilos sueltos que favorecieran la formación de trombos. Esta técnica, que hoy se aplica con pequeñas modificaciones, significó un gran empuje para la cirugía cardiovascular y de los transplantes.
En 1904 se fue de Francia. Dos parecen ser los motivos. Por un lado, el escaso eco que tuvieron sus trabajos en el país vecino junto a los problemas que tuvo con algunos colegas. Carrel estaba impresionado por los milagros y expresó públicamente su intención de estudiar científicamente las curaciones de Lourdes. Se ganó la enemistad tanto del clero como de los miembros de la Facultad de Medicina de Lyon. Por otro lado, se sintió fascinado también por las experiencias del cirujano Matas. Rudolph Matas (1860-1957), español de nacimiento, hizo progresar en Nueva Orleáns la cirugía vascular, y el tratamiento de los aneurismas es buena prueba de ello. Ideó una técnica llamada “endoaneurismorrafia” que consistía en sujetar el vaso dilatado entre unas pinzas, ligar por dentro las ramas arteriales y reforzar la pared adelgazada mediante una sutura doble. Hay que tener en cuenta que la cirugía norteamericana de este periodo había dejado de ser subsidiaria de la europea alcanzando un extraordinario desarrollo y Francia no disponía de laboratorios de cirugía experimental adecuados
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