Un
velero al garete y sin tripulación
Desde siempre, el mar ha ejercido una
profunda fascinación en las mentes, dando origen a un sinnúmero de historias
difundidas por marinos de imaginación encendida. Una de ellas, el enigma de la
Mary Celeste, contribuye a mantener el mito de los barcos fantasmas.
El 5 de diciembre de 1872, elDei
Gratias, bajo las órdenes del capitán Morehouse se encuentra a unas 600 millas
de las costas portuguesas, cuando se cruza con un barco, la Mary Celeste que
zigzaguea curiosamente y cuyas velas están casi todas desplegadas.
Una
tripulación desvanecida
Al no responder la nave a las señales,
Morehouse la alcanza y pide a tres de sus hombres que suban a bordo. Los
marineros recorren la nave, que se encuentra desierta y sin sus botes
salvavidas.
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¿La tripulación de la Mary Celeste se deshizo del capitán Briggs antes de alejarse de la nave a bordo de botes salvavidas? (grabado del siglo XIX) |
En la bodega descubren 1.700 toneles de
alcohol y víveres para por lo menos, seis meses. El barco está en buen estado a
pesar de la gran cantidad de agua acumulada en la entrecubierta y las bodegas
En contraposición, el sextante, el cronómetro y los libros de navegación han
desaparecido; la bitácora se detiene el 25 de noviembre, registro que hace
pensar que el barco anduvo a la deriva durante más de quince días y recorrió
alrededor de de quinientas millas.
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¿O un pulpo gigante atacó la Mary Celeste? (Ilustración de 1809 París, Biblioteca de Arles Decorativas) |
Otras sorpresas esperan a los marinos,
en particular, el hecho que seis ventanas de los camarotes de popa están
clausuradas con tela y tablas de madera, la tripulación parece haber abandonado
repentinamente el barco, sin razón aparente, para no volver más.
¿Un
barco maldito?
La Mary Celeste parece haber sido marcada
por el destino. Su primer capitán muere incluso antes del viaje inaugural,
durante el que choca con un barco pesquero. El 10 de junio de 1864, mientras se
llama todavía la Amaron, uno de sus numerosos comandantes, Henri Winchester, se
ahoga en el puerto de Boston. En 1858, el barco encalló a la altura de Key
West.
Comprado por sucesivos armadores
navieros, el buque vuelve a naufragar, sobre la Isla de Cap-Bretón en 1887, a
la vuelta de un viaje a Inglaterra, en el que hundió una goleta. Adquirida la nave
por otro armador y rebautizada Mary Celeste, vuelve al mar. En 1872, sobreviene
el drama que la haría célebre.
Vendida y reparada, la Mary Celeste se
hace a la mar. Pero los marineros la consideran maldita: cambia de dueño
diecisiete veces, para escapar, en vano, a su siniestra reputación. En enero de
1885, su último capitán, G. C. Parker, para cobrar el seguro, la lanza
voluntariamente sobre unos arrecifes a la cuadra de Haití. Acusado por ello del
“crimen de baratería”, es arrestado, pero muere antes de comparecer ante la
justicia.
Una
investigación difícil
La Mary Celeste es llevada al puerto de
Gibraltar, examinada por las autoridades judiciales. Los resultados son
decepcionantes, con la excepción del descubrimiento de una tajadura reciente de
dos metros de largo, ubicada sobre la línea de flotación. Se encontraron
también rastros rojizos sobre la borda pero investigaciones ulteriores
comprobaron que se trataba de óxido. La hipótesis del procurador general Solly
Flood es que la tripulación se emborrachó y asesinó al capitán, un tal Briggs,
junto a su esposa, su pequeña hija y al teniente.
Los marineros habrían dañado el barco
para dar la impresión que fueron obligados a abandonarlo después de haber
chocado con unas rocas y se habrían ido en los botes salvavidas. Pero, como no
se encontró ningún rastro de violencia a bordo del buque, esta explicación no
convenció a todo el mundo.
Según el teniente Deveau, delDei
Gratias, los marineros asustados por la gran cantidad de agua que invadió las
bodegas por alguna razón desconocida, habrían abandonado el barco pensando que
iba a naufragar. Para él la tripulación murió probablemente en el mar.
En cuanto se supo del misterio de la
Mary Celeste, la noticia estuvo en la primera plana de los diarios del mundo
entero; posteriormente, al no resolver la investigación el enigma, las revistas
piden a diferentes autores que conciban una explicación.
Respuestas
novelescas
Conan Doyle y H. O. Wells responden al
llamado, Los años pasan y se proponen las soluciones más diversas: islas
volcánicas que habrían alzado momentáneamente el barco, ataque de un pulpo
gigante, locura colectiva, envenenamiento e incluso, ¡la intervención de
extraterrestres!
Un periodista llamado William Klein
imagina, por su parte, una conspiración montada por Morehouse y Briggs para
obtener el premio por el salvamento. Pero esta hipótesis supone mucho esfuerzo
para un resultado, por ende, modesto: la tripulación del Dei Gratias recibió
sólo 8.528 dólares como premio por el salvamento. La quinta parte del valor del
cargamento.
La leyenda, sin embargo, no deja de
embellecerse y se le agregan ciertos elementos maravillosos, como el supuesto
descubrimiento, en la cocina de la Mary Celeste, de un pollo todavía caliente y
tazas de té humeantes, que acentúan el carácter misterioso del caso. En 1885,
la Mary Celaste encalla una última vez, llevándose para siempre su secreto, que
sigue siendo uno de los más célebres de la historia del mar.
Otros
barcos abandonados
La historia de la marina está llena de
enigmas parecidos al de la Mary Celeste. Decenas de naves en perfecto estado
son abandonadas repentinamente y sin razón aparente por tripulaciones que jamás
se han vuelto a ver.
Casos anteriores. En 1840, un barco
francés, el Rosalle, es encontrado al garete en el mar, sin tripulación, con
las velas izadas y su cargamento intacto. Ninguna huella de riña se encontró a
bordo. En 1850, el Seabird es descubierto cerca de Newport, únicamente con un
perro a bordo. El café aún estaba caliente sobre la cocinilla y los
instrumentos de navegación todavía funcionando. Incluso hay olor a tabaco en
los camarotes. En 1883, la goleta J. C. Cousins encalla sobre las costas
americanas, cerca del faro de Canby (Oregon). Los guardacostas, llegados de
prisa, no encuentran nadie a bordo. En la cocina, la estufa está todavía
caliente y la mesa puesta. La bitácora, cuya última anotación es de la misma
mañana, no menciona ninguna anomalía susceptible de explicar la huida de la
tripulación.
Desapariciones contemporáneas. Barcos
modernos, equipados con radios que les permiten pedir socorro sin demora, son
también victimas de estas aventuras. En 1953, el Holchu es descubierto sin
daños al garete entre las islas Nicobar y Andaman. Los testigos que suben a
bordo constatan que el barco tiene todos los víveres y el combustible
necesarios. Parece que estaban a punto de servir una comida. Y, aunque la radio
funcionaba, la tripulación no envió ningún mensaje.
Ninguna explicación seria. Lo
aparentemente súbito del abandono y la ausencia de rastros de violencia impiden
creer en la hipótesis de actos de piratería o de un motín. Por lo demás,
abandonar el navío en los botes salvavidas significa una muerte segura para la
tripulación. En todos los casos citados, el misterio permanece sin respuesta.
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