En 1934, cerca de la ciudad de Londres, en Texas, se hizo un
peculiar descubrimiento: un martillo incrustado en una roca que data de hace
más de 100 millones de años. Es un enigma que sigue fascinando y divide a los investigadores.
Pero, ¿es realmente posible que un martillo puede haber existido millones de
años antes que los humanos? Y si es así, ¿quien lo dejó allí?
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Red Creek, Londres. Lugar donde fue encontrado el objeto. |
Intrigados por el objeto, la pareja decidió dejarlo intacto
hasta 1946 cuando su hijo George decidió machacar la roca para inspeccionar su
interior.
La ruptura de la roca reveló un objeto que tenía el aire de
ser un martillo, con una cabeza de metal. Como informó el mismo George Hahn, la
cabeza del martillo mostró signos mínimos de oxidación, era suave al tacto y
estaba cubierta con una especie de revestimiento fósil de color marrón. La
forma de la cabeza es lo sustancialmente rectangular y el mango parece estar
compuesto de madera mineralizada.
Por supuesto, lo que dejo desconcertado a los examinadores
fue que la roca caliza en la que estaba incrustado el martillo era de una
formación geológica del Cretácico (hace 100 millones de años), lo que
contradice el muy desvergonzado calendario de los estándares evolutivos.
Análisis del artefacto imposible
El martillo fue comprado en 1983 por Carl E. Baugh, un
investigador independiente en búsqueda de anomalías geológicas, quien acuñó el
nombre de "Artefacto de Londres". El presunto martillo fue presentado
al público por Baugh en 1986 en una conferencia de prensa celebrada en
Pittsburgh, Pennsylvania, EE.UU..
En una conferencia posterior, que se celebró en el Creation
Evidence Museum (Museo Evidencia de la Creación) que él fundó en Texas, Baugh
presentó los resultados de los análisis realizados en la cabeza del martillo en
el laboratorio Battelle en Columbus, Ohio, un laboratorio que puso a prueba las
rocas lunares de la NASA.
Las pruebas demuestran que la cabeza de metal del martillo
parece estar compuesta de 96,6% de hierro, 2,6% de cloro , 0,74% de azufre, y
sin rastro de carbono. Es un compuesto muy inusual para la metalúrgica, dado
que el uso del carbono sirve para reforzar el hierro quebradizo. Por otra
parte, es particularmente inusual la presencia de cloro.
La densidad del hierro del martillo muestra que el interior
del metal es muy puro, sin burbujas de aire. La industria moderna no puede
producir consistentemente piezas de hierro fundido con esta calidad. La
densidad es de aproximadamente un 10% mayor cerca de la superficie. El metal
muestra un alto grado de refinamiento.
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En esta representación, los colores son utilizados para indicar la densidad de una región en particular. Las áreas claras son más densa, y las áreas oscuras son menos densa. |
Además, parece estar recubierto con una película de óxido de
hierro, que apenas se forma en condiciones naturales y que es capaz de prevenir
el avance de la oxidación.
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Un pequeño trozo de metal se retiro de uno de los bordes laterales en 1934, y se ha mantenido libre de corrosión desde los años sesenta y más desde que se descubrió el artefacto.
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Glen J. Kuban, escéptico de la autenticidad del artefacto, en 1997 escribió un artículo titulado "El martillo de Londres: un supuesto artefacto fuera de lugar", que pone en tela de juicio los resultados de las pruebas. De acuerdo a Kuban, incluso si la piedra en torno al artefacto contiene minerales que son más antiguos que 100 millones de años, esto no significa que la roca que se formó alrededor del metal es igual de antiguo. La piedra caliza, de hecho, fácilmente podría haberse fundido y luego solidificado de nuevo alrededor del martillo.
La opinión de Kuban, al menos admite que el artefacto es
auténtico, aunque se opone a la antigüedad. Pero Baugh no se dio por vencido.
En su página web, de hecho, el investigador independiente señala que los
fósiles en la piedra que rodea el martillo conservan los finos detalles, lo que
indica que no se modificaron, sino que son parte de la formación original:
"Esto sugiere que los fósiles y el martillo son del mismo periodo de
tiempo".
Kuban responde haciendo referencia a una datación de
radiocarbono realizadas en 1990, sobre la cabeza del martillo, mostrando que el
martillo podría ser de unos pocos años de antigüedad, hasta un máximo de 700
años. Pero David Lines, un partidario de Baugh, dijo que los resultados no son
concluyentes porque el metal podría haber sido contaminado por sustancias
orgánicas más recientes.
Fabricado con avanzadas técnicas de metalurgia
En general, el acero químicamente genuino y sin trabajar es
bastante flexible. La estructura ya determinada, sugiere que este acero duro
fue fabricado por una tecnología sofisticada. Cualquiera que tenga el más
mínimo conocimiento de la fabricación del acero sabe que en cada proceso
moderno de fabricación del acero, conduce inevitablemente a las impurezas de
carbono o silicio. Hago hincapié en la palabra inevitable. La producción del
acero sin estas impurezas es simplemente impensable.
No existen otros ingredientes conocidos utilizados para el
refinamiento tal como el cobre, titanio, manganeso, cobalto, o molibdeno,
vanadio, wolframio o níquel que pudieran haber sido rastreados en el objeto.
Actualmente empleamos estos y otros elementos en la fabricación del acero para
lograr diferentes propiedades, necesarias para los diferentes campos de
aplicación.
También, la alta cantidad de cloro en el martillo fósil es
notable. El cloro no juega ningún papel en la fabricación moderna del acero. No
se utiliza en nuestro tiempo, por lo que es imposible producir la alta calidad
de acero del tipo encontrado en el martillo por los métodos de fabricación de
hoy en día.
Esto nos lleva a la pregunta; ¿quien fabricó este martillo y
cuándo? Basándonos en el punto de vista de la investigación y de la ciencia
aceptada, es imposible que exista este martillo, mucho menos que haya sido
fabricado. Por las razones expuestas, esta fuera de cuestión de que el martillo
pueda ser un engaño.
Lo mismo se ha demostrado en relación con el mango del
martillo. El mango ahora es un cristal muy duro petrificado con una estructura
intacta. Fue posible determinar que el interior de la empuñadura parcialmente
se ha convertido en carbón poroso. No hay manera de explicar científicamente
esta combinación de carbonización y petrificación. A pesar de todas nuestras
capacidades técnicas modernas, nunca ha sido posible producir madera
petrificada con el interior de carbón poroso.
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Es posible ver una pequeña área oscura en la madera en donde se ha vuelto en parte carbón. El extremo del mango visible de la cabeza de martillo parece haber sido aserrado. |
Dos materiales infalsificables para los que no tenemos
explicación científica, combinado en una sola herramienta.
En conclusión
Muchos investigadores concluyen, a partir de las pruebas,
que esta herramienta es de por lo menos 100 millones de años — cuando los
grandes dinosaurios caminaban sobre la Tierra. Sin embargo, autoridades
científicas oficiales tradicionales, dicen que los seres humanos con capacidad
de fabricar herramientas de alta calidad sólo existieron desde hace unos pocos
miles de años. Entonces, ¿quien pudo haber fabricado el martillo con complejas
técnicas de metalurgia en una época que según la ciencia ni siquiera existía el
ser humano?
¿Podría el martillo haber pertenecido a un trabajador minero
de una civilización de hace 100 millones del cual no se tiene registro? ¿Es la
humanidad realmente millones de años mucho más antigua de lo que nuestro libros
de historia ortodoxos nos cuentan? Quizás en el pasado remoto hubo una gran
civilización, una más avanzada, cuya metalurgia y tecnología superaba a la
nuestra. Este martillo es solo un recuerdo de una prospera civilización que la
historia olvido.
Fuente: C.1040
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