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Los cuernos del Moisés de Miguel Angel no son producto de un error de traducción de la Biblia. (Collage: Alan Brain) |
Para comprender el mensaje que se esconde
en los cuernos del Moisés de Miguel Ángel (1475-1564), necesitamos entender “el
otro renacimiento” o lo que sucedía en el mundo de aquel entonces. Después de
siglos de oscurantismo intelectual durante la llamada “Edad Media”(S VI-XIV),
Europa se inundó de ideas nuevas. Se rescató el idealismo platónico y se vivió
una magnificencia artística nunca antes vista en el viejo continente.
El Renacimiento cultural europeo, en el que vivió Miguel Ángel (S XV-XVI), no solo marcó la apoteosis del arte y de los valores cristianos sino que también fue el momento en el que el mundo redescubrió el pensamiento platónico, los secretos milenarios de las escuelas mistéricas orientales y las antiguas prácticas de magia ritual o ceremonial. Esto es lo que Los Divulgadores denominamos como el “otro renacimiento”.
En aquel entonces, uno podía admirar el
maravilloso David de Miguel Ángel en la Piazza de la Signoria de Florencia,
visitar la majestuosa catedral de la ciudad con el célebre campanario diseñado
por Giotto (1266-1337), deleitarse conversando con Rafael Sanzio (1483-1520) a
orillas del rio Arno, o tener la mala suerte de ser acuchillado en una taberna
del centro de la ciudad después de haber discutido de política con un miembro
de una de las familias de poder. Pero también podría encontrarse en un callejón
oscuro con el curioso Marsilio Ficino (1433-1499) dibujando extraños diagramas
en la acera tratando de comunicarse con una entidad del mundo espiritual o
vislumbrar, a través de la ventana de su estudio, la figura de Pico della
Mirandolla (1463-1494) haciendo enigmáticos cálculos rodeado de textos antiguos
a la luz de una vela.
Las prácticas “mágicas” de las primeras
civilizaciones, como la caldea o la egipcia, fueron rescatadas en este “otro
renacimiento” y alcanzaron eventualmente el nivel de ciencias, aunque el
paradigma científico actual no las reconozca como tales.
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El renacimiento abrió las puertas al conocimiento mágico que la ciencia había desdeñado. |
La gente de ese entonces le acordaba una
importancia muy grande a prácticas como: la geomancia que es la interpretación
adivinatoria de las formas que dejan determinados objetos al ser arrojados a la
tierra; la aeromancia que es la interpretación adivinatoria de las formas
vaporosas que se forman en el cielo; la hidromancia que es la técnica para
adivinar leyendo el agua; y la piromancia que es la interpretación adivinatoria
de las formas de las llamas del fuego.
Este “otro renacimiento” se expandió
rápidamente por Europa. Algunos de sus más conspicuos representantes fueron el
famoso astrónomo defensor de la pluralidad de los mundos Giordano Bruno
(1548-1600), el maestro alquímico Paracelso (1493-1541), el mago de la corte
inglesa John Dee (1527-1609), el gran conjurador de demonios y ángeles Cornelio
Agrippa (1486-1535), y el conocido clarividente Michel de Nostradamus
(1503-1566).
Los mecenas de la magia
En el micro cosmos que representaba
Florencia dentro de las ciudades estado italianas de la época, la vida pendía
de un hilo a causa de las continuas guerras y el arte flotaba como las nubes
inundando todos los rincones de la ciudad. En Florencia, a pesar de ser una
república, gobernaba la más rica familia italiana de la época: Los Medicis.
El epicentro dónde nació este “otro
renacimiento”, que podríamos calificar de mistérico, estuvo justamente
localizado en Florencia, en el círculo de artistas y pensadores que
frecuentaban a los Medicis.
Conspiradores profesionales, diplomáticos
sin igual, amantes del arte, pero sobre todo interesados en rescatar los
conocimientos ancestrales de Grecia y de Oriente, los Medicis dejaron su
impronta en la romántica ciudad apoyando a muchos de los artistas más
talentosos del renacimiento.
Miguel Ángel fue el artista favorito de
los Medicis, quienes lo pusieron bajo su protección cuando aún era un
adolescente y fue, a través de ellos, que el artista tuvo acceso al
conocimiento mistérico.
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La ciudad de Florencia en el siglo XVI. Arriba a la izquierda, Cosme de Medicis. |
En 1489, a los catorce años, Miguel Ángel
entró a estudiar a la Nueva Academia Platónica creada por Cosme de Medici
(1389-1464). Los dos años que el pintor pasó en esta institución cambiarían su
visión del mundo ya que este era el centro más importante de irradiación
cultural de los conocimientos esotéricos y secretos de las escuelas orientales
de pensamiento.
Este “otro renacimiento”, aquel que
realmente nos interesa, había comenzado, cincuenta años atrás, en 1439, cuando
llegó a Florencia un enigmático anciano llamado Gemisto Pletón (1355-1452). En
ese entonces, el patriarca y líder de los Medicis era Cosme de Medicis. De la
amistad que nacería entre estos dos hombres surgiría este “otro renacimiento”.
La segunda llegada de Platón
Gemisto Pletón era originario de Bizancio,
una ciudad que guardaba preciosas reliquias católicas y textos filosóficos
desconocidos para Occidente. Pletón había escrito un libro titulado “Sumario de
las doctrinas de Zoroastro y Platón” en el que detallaba su interpretación de
las enseñanzas de Platón, sus eclécticas creencias politeístas y su teoría de
la eterna reencarnación. Había sido instruido en la filosofía neoplatónica que
se remontaba a los primeros padres de la Iglesia Católica, Orígenes y Clemente,
a quienes el clero romano había discriminado porque sus ideas admitían el
concepto de la reencarnación del alma.
Gemisto Pletón fue quien reintrodujo a
Platón en el pensamiento occidental. Es más, ya de avanzada edad, decidió
cambiar su nombre original por el de “Pletón” para asemejarse al legendario
filósofo griego.
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Gemisto Pletón, el hombre que desencandenó el “otro renacimiento”. (Collage: Alan Brain) |
Hay que tener en cuenta que, hasta ese
momento, la filosofía imperante en Occidente era esencialmente aristotélica.
Pletón resucitó el idealismo platónico y esto fue lo que liberó las fuerzas que
originaron el “otro renacimiento”.
Desafortunadamente, el realismo
aristotélico se convirtió con los años en la base del paradigma científico
actual, mientras que el idealismo platónico quedó relegado como una corriente
de pensamiento buena para ser enseñada en las universidades pero sin una
aplicación práctica. El mundo material de lo que se ve y se puede comprobar
triunfó sobre el mundo etéreo de lo que no se puede comprobar pero se intuye.
La materia venció a la mente. Los Divulgadores nos reconocemos en el idealismo
platónico y esperamos que finalmente la humanidad se encamine hacia un futuro
espiritual construido sobre la base de que la materia es una creación de la
mente y no al revés.
Volviendo a nuestra historia.
Alrededor del año 1439, basándose en su
singular sabiduría, que también incluía las enseñanzas de los filósofos
místicos alejandrinos, Pletón empezó a dar discursos clandestinos por toda
Florencia. En uno de estos encuentros, conoció a Cosme de Medicis, quien se
volvió un asiduo concurrente a las charlas de Pletón.
Pletón le enseñó a Cosme que existía una
cadena de conocimientos universales pero secretos que se remontaban más allá de
Platón, Hermes Trimegisto y los oráculos caldeos; y que se podían lograr
encuentros personales con los dioses a través de ceremonias y cánticos
rituales.
Probablemente no pasó mucho tiempo antes
de que Pletón y Cosme se percataran de los intereses comunes que los unían y la
manera como podían complementarse. El anciano de Bizancio había traído consigo,
poniendo en riesgo su vida, una serie de textos perdidos de Platón, textos
neoplatónicos y algunos textos esotéricos que databan del Egipto de la época de
las pirámides.
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El mago, médico, traductor y filósofo Marsilio Ficino, primer director de la “Academia Florentina”. (Collage: Alan Brain) |
Cosme compró todos los textos que había
traído Pletón y contrató los servicios del joven Marsilio Ficino
(1433-1499) para que los tradujese al
Latín. Ficino era hijo del médico de cabecera de Los Medici y había demostrado
un asombroso talento para la traducción.
Según relatan Benjamín Blech y Roy Doliner
en su libro “Los Secretos Sixtinos”, Cosme de Medicis había pagado una fortuna
para que le trajeran de contrabando, a espaldas de la Iglesia Católica, el
“Corpus Hermeticus” de Hermes Trimegisto y otros textos platónicos.
Gracias a la caída de Constantinopla a
manos de los Turcos en 1453, Cosme siguió enriqueciendo su biblioteca con
textos que habían escapado al saqueo de la ciudad. Sus esfuerzos lograrían
convertir la biblioteca de los Medicis en una de las más importantes del mundo.
Tal fue el renombre que adquirió Gemisto
Pletón que Marsilio Ficino lo denominó el nuevo “Platón”, y uno de sus
discípulos, el cardenal Basilios Bessarión (1403-1472), sostuvo que el alma de
Platón había ocupado el cuerpo de Pletón.
La Academia Platónica de Florencia
Alrededor del año 1460, todo el movimiento
cultural que se había gestado en torno a Gemisto Pletón y Cosme de Medicis se
plasmó en la llamada “Academia Florentina”, que pretendía ser una nueva versión
de la antigua academia platónica conocida como la ”Escuela de Atenas”.
El elegido para dirigir la academia fue
Marsilio Ficino, que había desarrollado su propia filosofía basada en los
textos platónicos y orientales que habían llegado a la corte de los Medicis y
era un connotado practicante de la magia astrológica. En esta academia, Ficino
enseñaba que era posible armonizar el misticismo hebreo, la filosofía griega y
la doctrina católica. Entre sus miembros más importantes se encontraban: Pico
della Mirandolla (1463-1494), Poliziano (1454-1494) y Cristóforo Landino
(1424-1498).
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La villa de Careggi, sede de la “Academia Florentina”. Abajo derecha, medalla con la efigie de Cosme de Medicis. |
La filosofía de Marsilio Ficino trataba de
explicar que el universo o cosmos tiene un espíritu con las mismas propiedades
que el alma que habita en cada ser humano.
“Habrán algunos hombres, supersticiosos y
ciegos, que ven la vida hasta en los animales menos desarrollados y la plantas
más simples pero que no ven vida en los cielos o en el universo en sí
mismo…Ahora, si esos pequeños hombres le otorgan vida a las partículas más
pequeñas del universo, que locura!, Que no sepan ni que el universo en que
vivimos y nos movemos, y en el que mora nuestro ser, tiene vida en sí mismo, y
ni que deseen que sea así.”( De vita libri tres o Tres libros sobre la vida.
Marsilio Ficino, 1489)
Ficino iba aún más allá en sus
afirmaciones al proponer que los planetas influenciaban la vida cotidiana del
ser humano, en todos sus niveles.
“Siempre recuerden que hasta un
determinado efecto y búsqueda de nuestras mentes, y a través de la verdadera naturaleza de
nuestro espíritu, podemos ser fácil y rápidamente expuestos a esos planetas que
representan el mismo efecto, naturaleza y búsqueda. Por consiguiente, si nos
sustraemos de los asuntos de los asuntos mundanos, a través del ocio, de la
soledad, de la constancia, de la teología, de la filosofía esotérica, de la
superstición, de la magia, de la agricultura y la melancolía, entramos bajo la
influencia de Saturno. Con las ocupaciones cívicas entramos en la influencia de
Júpiter; con la cólera y la disputa entramos bajo la influencia de Marte; con
la búsqueda de la elocuencia, de la música, de la verdad, de la gloria, y de la
habilidad entramos bajo la influencia del Sol….Esta es la regla común a la
especie humana.” ( De vita libri tres o Tres libros sobre la vida. Marsilio
Ficino, 1489)
Para Ficino, el poder del espíritu del
cosmos podía influir en los seres humanos si sabíamos como conectarnos con él.
En otras palabras, el hombre era capaz de comulgar con lo verdaderamente divino
sin la intermediación de la Iglesia Católica. Como podemos suponer, esto le
trajo serios problemas.
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“La Consagración de la Primavera” por el pintor iniciado en las tradiciones mistéricas, Sandro Boticcelli. |
Si bien Ficino fue uno de los pensadores
más conocidos de su época, hubo muchos otros que no solo comulgaron con sus
ideas sino que bebieron de otras tradiciones mistéricas y llevaron esta
cosmovisión a otros niveles.
En 1484, Marsilio Ficino publicó su
traducción de las obras de completas de Platón en latín. Cinco años después,
Ficino sería acusado de magia por la Iglesia Católica y se salvaría por poco de
ser condenado como hereje.
Algunos estudiosos ven la influencia de
las ideas Ficino en el cuadro “La Primavera” de Botticelli (1445-1510), estos
afirman que el cuadro ilustra el proceso primigenio de creación de la materia
en función de las sucesivas emanaciones de las esferas planetarias procedentes
del espíritu del universo. Como Boticelli, otros artistas del renacimiento nos
dejaron pistas de este conocimiento alternativo en varias de sus obras.
La nueva academia platónica de Florencia
funcionó por casi treinta años, desde el 1460 hasta la muerte de Lorenzo de
Medicis en el año 1492. Miguel Ángel tuvo la suerte de estudiar en esta
academia durante dos años en los que enriqueció su pensamiento y su arte
basándose en esta nueva cosmovisión.
Si bien fue Cosme de Medicis quien sembró
la semilla de la que florecerían las corrientes de pensamiento del “otro
renacimiento”, es Lorenzo de Medicis quien establecería la relación entre los
Medicis y Miguel Ángel.
El Jardín de San Marcos
Cosme de Medici falleció en el año 1464 y
luego de un corto periodo, en el que los asuntos familiares fueron dirigidos
por su hijo Piero, su nieto Lorenzo, que pasaría a la historia como Lorenzo “El
Magnífico”, tomó a su cargo los asuntos financieros de la familia y el
mecenazgo artístico que había iniciado su abuelo, incluyendo la “Academia
Florentina”.
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Detalle de “Lorenzo de Medicis” por Giorgio Vasari, quien escribió la biografía de varios pintores del renacimiento, incluído Miguel Angel Buonarroti. |
Cuando Lorenzo se hizo cargo de los
asuntos de los Medicis, la semilla que Cosme de Medicis había sembrado en el
ambiente intelectual florentino de comienzos del siglo XV estaba en pleno
apogeo y el conocimiento esotérico se respiraba en todos los ámbitos
intelectuales de la ciudad.
Lorenzo de Medicis, con el ímpetu de su
juventud, continuó la obra iniciada por su abuelo Cosme y, gracias a su
habilidad como diplomático, la hizo trascender las fronteras de la península
italiana.
En 1489, Miguel Ángel era un prometedor
aprendiz de pintura en el taller del reputado maestro de pintura, Ghirlandaio.
En ese entonces, era práctica común entre las familias más poderosas, visitar
los talleres artísticos de la ciudad en busca de jóvenes talentos a quienes
tomar bajo su protección. Estos, una vez terminada su formación, podrían
trabajar para la familia e inmortalizarla a través de sus obras de arte.
Miguel Ángel fue presentado a Lorenzo de
Medicis por Ghirlandaio como uno de sus más talentosos discípulos. Desde ese
momento, el joven artista, con solo catorce años, inició su relación con la
familia Medicis y empezó a frecuentar la “Academia Florentina”.
Los pensadores que influenciaron a Miguel
Ángel durante sus años de formación en el palacio Medicis y en la “Academia
Florentina” fueron Marsilio Ficino y el reconocido filósofo Conde Giovanni
Picco della Mirandolla. Este último, era un respetado estudioso de la Kabbalah
mística hebrea y de la filosofía mistérica de Zoroastro.
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Pico della Mirandolla, a los 23 años, declaró tener 900 tesis sobre magia. filosofía y religión y retó a quien se atreviera a debatirlas. (Collage: Alan Brain). |
La efervescencia que existía en Italia por
las ideas mistéricas de Oriente queda en evidencia en una de las cartas de Pico
a su amigo Marsilio Ficino:
“…después de haber estudiado el hebreo día
y noche durante un mes, me metí de llenó al árabe y al caldeo, habiendo sido
como obligado, por algunos libros que, gracias a la divina providencia, cayeron
en mis manos. Son libros Caldeos….d’Edras, de Zoroastro y de Melchior, son
oráculos de magos en los que se encuentra una interpretación, breve y árida
pero llena de misterio, de la filosofía Caldea …” (Carta de Pico della
Mirandolla a Marsilio Ficino. Perugia, 1486)
Es importante señalar que la mayoría de
los pensadores del “otro renacimiento” tenían una formación católica, sin
llegar a ser dogmáticos, y pretendían crear un sincretismo entre la visión
idealista de Platón, la teología católica y las enseñanzas esotéricas de
escuelas orientales como la persa, la caldea y la egipcia.
Regresando a Miguel Ángel.
Lorenzo y el artista desarrollaron una
relación tan cercana que, rápidamente, el pintor florentino se convirtió en el
protegido de los Medicis. El célebre escultor no solo ocupó un lugar
privilegiado entre los artistas que frecuentaban la corte de los Medicis sino
que fue el encargado de diseñar la biblioteca de la familia, aparte de realizar
varias esculturas para sus tumbas.
Lorenzo poseía una envidiable colección de
esculturas de diferentes estilos y épocas, que fueron acumulándose en el jardín
de una de sus propiedades, más conocido como el “Jardín de San Marcos”. Allí,
espontáneamente, nació y se desarrolló una escuela de escultura para jóvenes
artistas.
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“El alquimista en busca de la piedra filosofal encuentra el fósforo”, cuadro de Joseph Wright of Derby (1734-97). |
Sin embargo, lo que sucedía en el “Jardín
De San Marcos” no estaba relacionado exclusivamente con la escultura. Este era
un lugar de encuentro para filósofos, poetas, escritores, artistas e
intelectuales dónde discutían sobre los conceptos que habían invadido la ciudad
desde la llegada de Gemisto Pletón y que se enseñaban en la “Academia
Florentina”.
Probablemente, allí se discutiría sobre:
la visión platónica del mundo, el concepto de un espíritu del universo que
puede influenciar y comunicarse con los seres humanos, la existencia de un
mundo invisible de entidades espirituales con las que se puede interactuar a
través de rituales mágicos, la influencia del movimiento de los planetas en la
vida cotidiana, la creación de mezclas alquímicas que pueden transformar a la
materia, la reencarnación sucesiva del alma, fórmulas matemáticas complejas
para interpretar textos antiguos y técnicas avanzadas de construcción que intentaban
reflejar el tramado de la arquitectura del universo.
Miguel Ángel fue uno de los asiduos
concurrentes y conspiradores intelectuales del “Jardín De San Marcos”, al igual
que Leonardo Da Vinci.
El esoterismo de Miguel Ángel
Esta larga entrega ha pretendido sustentar
que el genio florentino fue influenciado tanto por la filosofía y el arte
católico como por las tradiciones mistéricas que se enseñaban en la “Academia
Florentina” y que se debatían en el “Jardín de San Marcos”.
¿Qué tienen que ver los cuernos del Moisés
con lo que aprendió Miguel Ángel durante el “otro renacimiento”?
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Moisés estuvo conectado con la gran mente cósmica. (Collage: Alan Brain). |
A la luz de lo sostenido en el primer
artículo y teniendo en cuenta la ecléctica formación del artista, es imposible
que los cuernos del Moisés sean el simple fruto de una mala traducción de la
Biblia conocida como la Vulgata Latina. Solo podemos especular sobre el
verdadero significado de los cuernos pero es evidente que el artista quiso
dejar un mensaje escondido cuando le colocó un par de protuberancias en forma
de cuernos a la estatua del patriarca hebreo.
Entonces, ¿cuál podría ser ese mensaje?
Para Los Divulgadores, los cuernos del
Moisés son el rezago de un órgano, que alguna vez tuvimos los seres humanos,
conocido en las tradiciones mistéricas como la “linterna de Osiris”. Este
órgano le permitía al ser humano estar en contacto con las entidades incorpóreas
que habitan el mundo espiritual. Entre esas entidades se contaba también el
espíritu del universo o mente cósmica creadora de la que hablaba el filósofo
Marsilio Ficino.
Según las mismas fuentes, la humanidad fue
perdiendo gradualmente este órgano, que se redujo de tamaño con el paso del
tiempo, y terminó convirtiéndose en lo que hoy conocemos como la glándula
pineal. Este proceso ha sido representado en la iconografía de las primeras
culturas del planeta, a veces de manera realista y otras de manera simbólica.
Según la cosmovisión de las corrientes de
pensamiento que inspiraron el “otro renacimiento”, el Dios que le habló a
Moisés en la montaña no es el anciano bonachón de barba blanca que siempre está
sentado sobre una nube mirando hacia abajo. Para Ficino, Pico della Mirandolla,
Miguel Ángel, Leonardo y otros genios del renacimiento, el Dios de Moisés es el
espíritu del universo o la gran mente cósmica creadora de la materia que habita
en ese mundo invisible y con el que podíamos comunicarnos directamente a través
del órgano conocido como “la linterna de Osiris”.
Si bien la evolución de la especie humana
redujo a su mínima expresión a la “linterna de Osiris” convirtiéndola en la
glándula pineal, un órgano involucrado en una serie de procesos bioquímicos
relacionados con las experiencias místicas, el ser humano no perdió totalmente
la capacidad de comunicarse con el mundo incorpóreo dónde habita la gran mente
cósmica sino que se nos hizo cada vez más difícil.
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Cerebro humano con la glándula pineal al centro del círculo verde. (Collage: Alan Brain). |
El poco uso que le damos a nuestra
glándula pineal, al menos en su función de comunicarnos con los mundos
espirituales, y el camino materialista que ha decidido transcurrir la humanidad
ha hecho que cada vez se nos haga más difícil activar esta capacidad perdida.
Sin embargo, existen técnicas para despertar las propiedades de esta glándula
que son practicadas en muchos rituales chamánicos y, probablemente, en algunas
escuelas de iniciación mistérica. Si sabemos como ejercitar y utilizar nuestra
mente, la glándula pineal aún puede ser la antena que nos permite comunicarnos
con ese mundo invisible.
Moisés, como la mayoría de humanos de su
época, ya no tenía la “linterna de Osiris”. Sin embargo, el patriarca del
pueblo hebreo había encontrado la forma de utilizar su mente, a través de la
glándula pineal, para comunicarse con la gran mente cósmica. Esto fue lo que
Miguel Ángel quiso decir al colocar un par de cuernos en la cabeza de la
estatua.
Los cuernos del Moisés de Miguel Ángel son
una representación simbólica de la “linterna de Osiris” que nos indica que el
patriarca hebreo había aprendido a utilizar su glándula pineal, había
redescubierto la posibilidad de comunicarse con el mundo incorpóreo y había
entrado en contacto con la gran mente cósmica.
Fuente: http://www.conspiracionesocultas.es/
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