Los
naufragios de los galeones españoles
Durante el siglo XVI, la explotación de
las minas de oro del Nuevo Mundo permitió una afluencia considerable del metal
precioso en Europa. Sin embargo, muchos galeones desaparecieron al atravesar el
océano. Hoy en día, sus restos, sumergidos bajo el mar, continúan alimentando
los sueños de fortuna de muchos aventureros.
Las perspectivas de descubrimiento son
tanto más prometedoras, puesto que los galeones de los Reyes Católicos no
viajaban en forma aislada, sino, la mayoría de las veces, en convoyes. Esta organización
incrementaba las pérdidas en caso de desastre marítimo y también brinda más
oportunidades de éxito a los buscadores de tesoros de hoy.
Una
explotación organizada
El motivo principal de las expediciones
españolas hacia el Nuevo Mundo, empezando por la de Cristóbal Colón, es la
búsqueda del metal precioso para llenar las arcas del estado. El descubrimiento
de las extraordinarias riquezas de los reinos indios provoca entonces
rápidamente (desde 1503) la creación de un organismo gubernamental, encargado
de reglamentar el tráfico marítimo entre el pueblo de Cádiz y lo que en esa
época se llamaba las Indias Occidentales. Este organismo es la Casa de
Contratación. Para luchar contra la inseguridad que reina en los mares, la Casa
de Contratación decide organizar un convoy anual de galeones, llamado laplata
flota (la flota de la plata, ya que ese metal constituye, en realidad, la mayor
parte de los cargamentos). La flota se preocupa de encaminar los productos de
la metrópoli y de transportar las riquezas sustraídas a los indios o extraídas
de las minas explotadas en las colonias En cuanto se anuncia la llegada de los
galeones a Cartagena, sale de El Callao, sobre la costa peruana del Pacífico,
un convoy que sube hacia el istmo de Panamá para descargar allí sus valiosos
cargamentos, que son luego transportados a lomo de mula hacia la costa del
Atlántico. La flota de Tierra Firme se reúne con la de Nueva España en La
Habana, y el convoy reinicia su viaje para estar de vuelta a fines de año en
Cádiz.
La
elite de los buscadores de oro
Fundado en 1948 por el escritor Robert
Charroux ya fallecido, el Club internacional de buscadores de tesoros permanece
como algo exclusivo dado el reducido número de miembros que sólo alcanza a 29.
Se necesita haber descubierto un tesoro para poder ingresar al Club y por lo
demás la cotización de ingreso asciende a 20.000 dólares. Se debe esperar que
un integrante deje su puesto vacante y hay que tener recursos financieros para
entrar.
La búsqueda del tesoro es una actividad pesada,
pero que puede resultar tremendamente lucrativa. Una campaña de búsqueda, sobre
todo la submarina, requiere tiempo y material sofisticado. Los ricos
aristócratas son algunos de los que se atreven. En 1991, Sir Robert Matar, un
integrante del Club, descubrió un galeón frente a las costas de Filipinas, cuyo
cargamento se estima alcanza los veinte mil millones de dólares.
Convoyes
enteros se pierden
El sistema de viajes en convoy se
muestra eficaz para luchar contra los piratas, sin embargo, las pérdidas son
aún mayores cuando las tormentas tropicales alcanzan a toda una flota. A su
partida de España, entre 30 y 40 galeones, naves mercantes y naves armadas,
constituyen laplata flota. Una decena de barcos más livianos, destinados al
transporte del correo y de mercancías de escaso valor, acompañan a estos
barcos. Durante el viaje, el convoy se somete a la velocidad del navío más
lento y la menor avería en cualquiera de los barcos retrasa al resto. Además,
un error de apreciación del jefe del convoy, sobre todo en el mar dei Caribe,
puede tener consecuencias desastrosas, como ocurrió en 1641. Ese año, el
general español a cargo de la misión decide embarcar todo el oro y la plata
únicamente sobre dos galeones en mal estado. Uno de ellos se va a pique a la cuadra
de Santo Domingo, después de haber escapado a un ciclón que ya había hundido a
ocho naves de la misma expedición.
El segundo prosigue su ruta, pero se hunde al divisar las costas españolas...
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La búsqueda de tesoros en naufragios comenzó empezó tempranamente: en la bahía de Vigo, se exploraron barcos hundidos desde 1871. (grabado de época) |
Una
fortuna bajo el mar
A partir de la mitad del siglo XVI, cada
flota sufre algunos desastres. El año 1567 ocurre uno de los peores. Un huracán
se abate sobre el convoy a la cuadra de las Antillas: la mayoría de los
galeones se hunden o encallan en las costas de la isla de la Dominica. Para
colmo de males, esta isla que aún no ha sido colonizada es habitada por
caníbales Y los sobrevivientes terminan por ser devorados. Los puertos
construidos por los europeos sólo ofrecen una protección precaria, ya que siete
naves son destruidas por la tempestad en el llamado Nombre de Dios, en el
actual Panamá, durante 1563 (otros cinco son luego despedazados en los arrecifes
del Golfo de Campeche), y quince en el puerto de Veracruz, en 1590. Cuando las
maltratadas flotas terminan por volver a atravesar el Atlántico, el calvario
aún no ha terminado.
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¿Cuántos galeones españoles cargados de oro y plata desaparecieron, víctimas de las tormentas? La tempestad Joseph Vernet, Aviñón, Museo Calvet |
Así, dieciséis barcos se van a pique en
las Azores en 1591 y, en 1702, diecinueve galeones son atacados por una fuerza
anglo-holandesa, por lo que sus tripulaciones intentan hundidos en la bahía de
Vigo (en España), donde se refugian. Por fin, las naves separadas de su convoy
a causa de una tempestad se convierten en fácil presa de los corsarios y
piratas que las esperan cerca de las costas de España en la ruta de regreso.
Algunas son atacadas casi frente a Cádiz. Para los doce primeros años, la Casa
lleva estadísticas: sobre 391 naves que parten, sólo 269 vuelven, por lo que
las pérdidas alcanzan en el siglo XVI a más del 30%. Esta situación no mejora
durante los años siguientes. Si se toma en consideración que los galeones sólo
transportan piedras y metales preciosos, que una parte de las pérdidas se debe
a los piratas y corsarios y que algunos cargamentos de navíos extraviados han
podido ser recuperados, aún queda una hermosa fortuna durmiendo bajo las aguas.
No obstante, no está perdida para todo el mundo. Así, algunos buscadores de
tesoros han ganado varios millones de dólares.
La
Casa de Contratación
Fundada en Sevilla en 1503, la Casa de
Contratación es un organismo autoritario que supervisa todos los movimientos de
navíos entre España y América.
En un principio, los barcos no tienen el
derecho de viajar solos y deben agruparse por destinos. Pare asegurar la compra
de su cargamento, la Casa prohíbe a las nuevas colonias la fabricación de
productos manufacturados, lo que crea una situación de dependencia total y
fomenta el nacimiento de un contrabando de productos europeos dominado por los
ingleses.
Esta situación empeora aún más cuando la
Casa decide autorizar el viaje de un solo convoy anual por razones de
seguridad. Las consecuencias de esta medida no fueron las previstas: los
galeones, cuyo cargamento ha sido aumentado para responder a las necesidades de
la metrópoli y de la colonia, llegan a ser, de hecho, vulnerables.
La Casa se convierte rápidamente en una
enorme máquina burocrática que emplea numerosos funcionarios. Esta no sólo se
ocupa de la organización de los convoyes, sino también del reclutamiento de los
colonos, así como de establecer y de recaudar los impuestos aduaneros y
finalmente de actuar como tribunal de comercio, El "piloto mayor” es uno
de los cargos más importantes de la Jerarquía de la Casa. Este Funcionario se
encarga de formar pilotos de la “carrera de las Indias”, de mejorar las cartas
marítimas y guardarlas en un lugar seguro, al abrigo de las potencias
extranjeras. El primer piloto no es otro que Américo Vespucio. Si la Casa de
Contratación efectuó un trabajo considerable durante el inicio de la
colonización española, también contribuyó ampliamente al subdesarrollo
económico de las colonias de América.
Una suma para vivir sin problemas,
incluso después de haber pagado los gastos de búsqueda extremadamente elevados
y los onerosos impuestos que existen en ciertos países.
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