Un osario con una inscripción que menciona
a Santiago, “hijo de José y hermano de Jesús” podría ser la primera pieza
arqueológica relacionada con Jesús de Nazaret y, por tanto, la primera prueba
directa de la existencia histórica de la principal figura del cristianismo.
Pese a que hace una década la pieza saltó
a los titulares de los medios de comunicación de todo el mundo, las autoridades
israelíes zanjaron pronto el asunto asegurando que se trataba de una
falsificación. Tras ocho años de juicio, recientemente las cinco personas
imputadas en el caso han sido absueltas. El proceso no ha servido para
demostrar que la pieza sea falsa, lo que abre de nuevo el interrogante sobre su
origen y autenticidad.
Yaakov Bar Yosef Akui di Yesua. “Santiago,
hijo de José, hermano de Jesús”. Se trata de una sencilla frase escrita en
arameo que, en de ser verdadera, podría dar un vuelco a lo poco que sabemos con
certeza del Jesús de Nazaret histórico. Está inscrita en una caja de piedra de
unos 50 centímetros de largo y 30 centímetros de alto y que tiene unos dos mil
años de antigüedad.
Es un osario, un recipiente de piedra
destinado a guardar los huesos de un difunto. De ser cierta la inscripción, y
si realmente los nombres citados en ella hacen referencia a los personajes
del Nuevo Testamento, nos encontraríamos
ante la primera evidencia física y palpable relacionada con este personaje
fundamental de la historia de la humanidad.
Su propietario, el coleccionista israelí
Oded Golan, no alberga ninguna duda en torno a la autenticidad de la
inscripción. Golan, una de las cinco personas recientemente absueltas, explica
a Wadi que según un estudio estadístico realizado por el profesor Camille
Fuchs, jefe del Departamento de Estadística de la Universidad de Tel Aviv,
existe “una certeza casi total” de que durante el período de 80 años en el que
los judíos fueron enterrados en osarios en la región de Jerusalén, no pudieron
haber fallecido más de dos hombres adultos cuyo primer nombre fuera Yaakov, que
fueran hijos de Yosef (José), y que tuvieran además un hermano llamado Yeshua
(Jesús).
“La mención de un hermano del fallecido en
el osario era algo muy raro. Por lo general, los osarios fueron grabados con el
nombre de la persona fallecida y el nombre de su padre. Solo se mencionaba al
hermano cuando se trataba de una figura muy conocida en la comunidad. Por lo
tanto, es posible determinar que el osario pertenecía a Jacobo (Santiago), el
hermano de Jesús de Nazaret”, argumenta Golan.
Una filiación cuestionada
En 2005 cinco personas fueron llevadas a
juicio en Israel acusadas de falsificar piezas arqueológicas y de conspirar
para venderlas a museos y coleccionistas privados. La principal pieza en
litigio era el osario adquirido por Golan en 1970. Pese a la pieza formaba
parte de su colección privada desde hace décadas, no fue hasta 2002 cuando su
propietario se dio cuenta de su singularidad cuando un profesor universitario
de La Sorbona le puso al corriente del significado de la inscripción. El osario
llegó a estar expuesto al público en Toronto, pero en 2003 la policía israelí
lo confiscó y acusó a esas personas de formar parte de una red para estafar con
objetos arqueológicos del antiguo Israel.
A finales de 2013 la Autoridad de
Antigüedades de Israel, el organismo encargado de velar por el patrimonio
arqueológico del país, se ha visto obligada a devolver la pieza a Golan. Pero
no la ha devuelto en las mismas condiciones, sino seriamente dañada. Aharon
Farkash, el juez que ha dictado sentencia y que no ha encontrado pruebas contra
los imputados, ha acusado a la Autoridad de Antigüedades de dañar el de forma
irremediable las inscripciones en su intento de demostrar su falsedad.
Las autoridades israelíes trataron de
probar que la frase “Santiago, hijo de José” es original y auténtica pero que
la segunda parte, que menciona al “hermano de Jesús”, es un añadido posterior.
Para intentar demostrarlo, los peritos de la policía han aplicado un molde de
silicona roja encima de la inscripción. Sin embargo, en la pieza han quedado
algunos restos de silicona y se ha dañado la pátina original del osario. El
daño causado no es meramente estético sino que, como ha alertado el propio juez,
ha impedido a Golan defenderse y ha provocado además que a partir de este
momento sea extremadamente difícil probar la autenticidad de la pieza en
futuras pruebas científicas porque ahora la pátina está parcialmente arrancada.
Golan cree que detrás de la actuación del Estado israelí hay un intento
por hacerse con el osario “debido a su enorme significado religioso y
arqueológico”.
“El gobierno de Israel, a través de la
Autoridad de Antigüedades, trató de confiscar el osario en un primer momento,
alegando que había sido recientemente descubierto en una excavación ilegal en
las cercanías de Jerusalén. Sin embargo, cuando se supo que el osario había
sido parte de mi colección privada durante varias décadas, el gobierno cambió
su enfoque y trató de confiscar el osario afirmando de que la mitad de la
inscripción era una falsificación”, argumenta Golan.
Los propios evangelios canónicos mencionan
a Santiago como uno de los “hermanos” de Jesús, pero tradicionalmente el
catolicismo no ha acepado que estos sean “hermanos de sangre”, manteniendo el
dogma de la virginidad de María antes y después de la concepción “divina” de
Jesucristo. Según la interpretación oficiosa, la palabra hermano también podía
significar “primo”. Algunos exegetas católicos también argumentan que los
evangelios utilizan el término “hermano” en sentido espiritual y no de forma
literal. No es, sin embargo, la única interpretación. El protestantismo, por
ejemplo, acepta sin demasiados problemas teológicos la posibilidad de que Jesús de Nazaret tuviera
hermanos carnales.
Fuente: http://www.efefuturo.com/
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