Las desapariciones en el mar han sido
numerosas y aun los casos no resueltos son generalmente explicables. Pero si
existe un lugar donde las condiciones en que han sucedido estos dramas
permanecen aún en la oscuridad, ese lugar es sin duda el llamado “triángulo de
las Bermudas”.
Recién en 1964 el periodista
norteamericano Vicente Gaddis empleó por primera vez esta expresión en un
periódico. De ahí en adelante, el “Triángulo de las Bermudas” se utiliza para
referirse a la región situada entre la Florida, las Bermudas y Puerto Rico,
donde centenares de aviones, barcos y personas se han desvanecido sin dejar
huellas.
El
vuelo 19 no responde
El 5 de diciembre de 1945, el vuelo 19,
una escuadrilla de cinco aviones torpederos Avenger, provistos de un equipo de
navegación muy sofisticado, levantaron vuelo desde la base aeronaval de Fort
Lauderdale, en Florida, en una misión de rutina.
Las
hipótesis
Se han formulado las más diferentes
hipótesis a fin de tratar de resolver el misterio del Triángulo de las Bermudas.
Algunos autores hablan de visitantes extraterrestres venidos del espacio para
llevarse hombres y aparatos modernos a fin de estudiarlos, mientras que otros
dicen que estas desapariciones se deben a seres antropomorfos pertenecientes a
una civilización muy desarrollada, que vivirían supuestamente en cúpulas
submarinas en el fondo del océano.
Ese lugar podría también ser el centro
de una distorsión espacio-temporal que arrastraría a los barcos y a los aviones
a épocas distintas a la nuestra o a otras dimensiones. Una respuesta más
probable sería la existencia de un campo magnético muy poderoso susceptible de
explicar algunos de los fenómenos observados, como la descompostura de los
instrumentos de a bordo aunque no podría explicar otros aspectos de este enigma.
Todo se desenvolvía normalmente cuando,
repentinamente, al cabo de una hora y media de vuelo, el teniente Carlos O.
Taylor informó con preocupación a la torre de control que estaban perdidos y
que no podían distinguir la superficie del océano.
La torre pidió entonces a las aparatos
que se dirigieran hacia el oeste, pero la respuesta del oficial fue aún más
sorprendente que su primera afirmación: “No sabemos dónde está el oeste. Todo
parece falso, extraño. No estamos seguros de ningún rumbo. Incluso el océano no
parece ser el mismo de siempre”. Como el contacto radial quedó interrumpido, un
gran hidroavión bimotor «Martin Mariner» fue enviado en auxilio de los aviones,
pero éste desapareció a su vez, tan misteriosamente como ellos. De este modo, seis
aviones y veintisiete hombres se desvanecieron en unas pocas horas, sin que
ninguna explicación racional fuera descubierta por la comisión investigadora de
la Marina ni por varias “revelaciones” posteriores.
Desapariciones
inexplicables
Si bien el vuelo 19 sigue siendo el caso
más famoso, no es un caso aislado, ya que la lista de víctimas del Triangulo de
las Bermudas es larga. Por lo demás, es esta frecuencia anormalmente alta de
desapariciones en comparación con las de otras zonas marítimas, junto a otras
razones, lo que ha dado origen a la fama de este lugar. Así, entre 1945 y 1975,
treinta y siete aviones, más de cincuenta barcos e incluso un submarino
atómico, con toda su tripulación, se han evaporado sin causa aparente y sin que
se haya encontrado ningún cuerpo ni resto alguno.
Estación espacial sobrevolando el mar Caribe; los científicos han estudiado la hipótesis de las perturbaciones magnéticas. |
Notorio es el caso del Cyclop, un
carbonero de la Marina norteamericana con trescientos ocho hombres a bordo,
entre los cuales estaba el cónsul general Alfredo Gottschalk, que desapareció
misteriosamente en 1918. Treinta años más tarde, un avión de transporte DC 3
sufrió la misma suerte mientras se encontraba a unas cincuenta millas de Miami.
El último mensaje del capitán informaba, sin embargo, a la torre de control que
todo estaba bien y que esperaba las instrucciones para aterrizar. Como hecho
curioso, cabe señalar que, con excepción del vuelo 19, las víctimas no envían
jamás la menor señal pidiendo auxilio sino, por el contrario, a menudo indican
un poco antes del drama que su travesía se desenvuelve en forma completamente
normal.
Extraños
fenómenos luminosos
Muchos testimonios se refieren, en
cambio, a sucesos poco habituales, como la pana total de los equipos de a
bordo, fenómenos visuales incomprensibles a observaciones de curiosas luces
submarinas. Así, el remolcador de salvamento Good News, que cubría la ruta
entre Puerto Rico y Fort Lauderdale en 1966, se vio repentinamente rodeado por
una neblina muy espesa, y sacudido por un mar encrespado.
Bombarderos del tipo Avenger. El 5 de diciembre de 1945 cinco aparatos de este tipo desaparecieron en el Triángulo de las Bermudas |
El compás y los instrumentos eléctricos
se descompusieron enseguida, pero cuando el navío salió de esa bruma
misteriosa, el tiempo estaba despejado, el mar estaba calmo y los instrumentos
funcionaban de nuevo normalmente.
El mismo tipo de contratiempo le
sucedió, en 1972, al piloto Chuck Wakely cuando volaba entre Bimini y Miami,
creyó ver que las alas de su avión se volvían translúcidas y en pocos minutos
la cabina de pilotaje era inundada por una extraña luz, mientras el aparato
cambiaba de dirección sin que él pudiera evitarlo. Finalmente, la luz se
desvaneció y los instrumentos volvieron enseguida a operar en forma normal.
Los misterios del Triángulo de las bermudas vistos por el cine: una escena de la película “Nimitz, regreso al infierno”, de Don Taylor (1980). |
Por fin, en 1975, cuando la lancha
costera Diligence iba en auxilio de un carguero en llamas, su radio se apagó
bruscamente sin razón alguna. La tripulación vio unas misteriosas luces verdes
que caían del cielo. La investigación posterior no pudo, tampoco en este caso,
entregar ninguna explicación racional de esta falla y de estos extraños
fenómenos.
“Cementerios
del Diablo” y luces submarinas
El Triángulo de las Bermudas no es la
única zona geográfica donde se han producido estas desapariciones
inexplicables. El norteamericano Iván Sanderson fue el primero en realizar un
paralelo entre estos distintos lugares y en pensar que todos presentan
perturbaciones magnéticas, así corno una intensa actividad de luces submarinas,
como las que han sido vistas en el Triángulo de las Bermudas. Sin embargo, sólo
el “mar del Diablo” presenta semejanzas reales con este último.
El mar del Diablo . Este “mar” se
encuentra en el oeste del océano Pacífico, entre Japón y las Islas Bonin. Desde
hace siglos, centenares de naves han desaparecido allí sin dejar rastros. En
1967, las tripulaciones de tres barcos mercantes vieron “ruedas submarinas
fosforescentes”, como bandas luminosas que se movían rápidamente bajo la
superficie de las aguas y que irradiaban desde un foco central giratorio. Según
una leyenda japonesa, existe bajo el “mar del Diablo” un reino donde el tiempo
se ha detenido...
Al oeste del Mediterráneo. El español A.
Ribera piensa que existiría una especie de “triángulo del Diablo” en el
Mediterráneo occidental. Para apoyar su teoría, se refiere a una cantidad de
aviones, barcos y submarinos desaparecidos que, en verdad, superan el promedio
mundial, pero que podrían tener una explicación racional, ya que frecuentemente
se ha invocado la ocurrencia de fenómenos magnéticos.
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